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jueves, 22 de noviembre de 2018

La importancia del huerto escolar




Tener un huerto parece ser un práctica muy usual en el día a día de las escuelas infantiles e incluso en los colegios. Pero ¿por qué se crean estos huertos? ¿Cuál es la justificación de su importancia? ¿Qué aprenden los niños y los adultos?
Estos son algunos interrogantes con sus respectivas respuestas.


Dentro del área del conocimiento del mundo (en el caso de la educación infantil), en el estudio del conocimiento del medio (si se considera el primer ciclo) y en las Ciencias Naturales (en el caso de los siguientes ciclos), la educación ambiental es un área del agrado de todos los niños/alumnos por la curiosidad innata que estas áreas despiertan.

Los temas relacionados con el medio ambiente son transversales a todas las otras áreas/disciplinas del currículum y están interralacionadas, siendo también una forma de abordar las ciencias. La escuela debe abordar la educación ambiental de una forma sistemática y transversal en todos los niveles de la enseñanza para que podamos tener ciudadanos conscientes del mundo en el que vivimos.

Desde la primera infancia, los niños empiezan a observar y a sentir el mundo que les rodea. Observan la naturaleza, muestran curiosidad en saber más y son un buen medio de comunicación y formación para las familias.

Los niños, al mostrar y decir a sus familiares cómo se debe actuar sobre una determinada situación, "les obligan" a proceder de esa forma. Es decir, los niños transmiten a las familias lo que aprenden en la escuela y así, son un gran medio para abordar temas importantes, siendo uno de ellos el de la alimentación sana.

La huerta como estrategia educativa transversal

Para promover el consumo de alimentos naturales producidos en la tierra, la mejor forma de aprendizaje que se puede proporcionar a los niños es a través de la práctica y, en ese contexto, la huerta es un excelente recurso.
A través de ella los niños tienen contacto con la tierra, con las semillas, con las plantas, con algunos utensilios agrícolas y también se sienten valorados al realizar algunas tareas de adultos.

A los niños les gusta mucho jugar con la tierra y muestran curiosidad por los acontecimientos relacionados con el ciclo de las plantas y los insectos que se encuentran en las huertas, aunque algunos niños no aprecian las verduras y los vegetales. La huerta es también una gran estrategia para familiarizar al niño con estos alimentos que deben formar parte de una alimentación sana.

Como todas las áreas de los saberes están interconectadas, estas es además una forma del educador/profesor de promover la alfabetización científica, es decir, los conocimientos científicos.
Los niños/alumnos son incentivados a usar el pensamiento crítico, a cuestionar y a reflexionar, teniendo contacto con las experiencias reales y constatando con la teoría los resultados a los que llegaron a través de la experimentación.

Así los niños/alumnos, al realizar sus experimentos en la huerta:
  • Observan el proceso de desarrollo de las hortalizas.
  • Perciben el ciclo de vida de una planta
  • Identifican olores y sabores
  • Aprenden cómo es el proceso de germinación de una semilla
  • Empiezan a tener contacto con términos técnicos (como clima, suelo, fertilizantes, energía, alimentación y subsistencia)
  • Aprenden la historia y origen de los diferentes cultivos.
 La prioridad no es producir grandes cantidades de verdura, sino cultivar verduras variadas, sanas y ricas, y de paso aprender sobre el entorno en el que vivimos, entender las relaciones y dependencias que tenemos con él, poner en práctica actitudes y hábitos de cuidado y responsabilidad medioambiental y decidir sobre nuestras alimentación y salud.

Cuando no hay espacio para un huerto

Algunas escuelas no disponen de un espacio con tierra que pueda ser transformado en una huerta. En estos casos, siempre habrá la posibilidad de conseguir crear una huerta recurriendo a cajas y recipientes, com por ejemplo cajones grandes, maceteros, botellas de plástico, vasos, etc..., donde se colocará tierra y posteriormente las semillas o las plantas que se deseen. En este caso se debe prestar siempre atención al tamaño que la planta podrá alcanzar y al recipiente usado.

También se podrá crear un pequeño invernadero, donde permanecerán al abrigo algunas plantas que más tarde serán transplantadas a la huerta.

El huerto no debe ser necesariamente grande, sino que debe ser accesible a los estudiantes para que ellos realicen prácticas agrícolas como es la preparación del terreno, métodos de siembra, el riego, cuidado de las plantas, procesos de recolección de los frutos, control de malezas y plagas.

Asimismo, para la creación de una huerta no se necesitan muchos recursos, ya que podrán utilizarse varios materiales de desperdicio. Por ejemplo, una manera fácil de recoger semillas es pedir a los niños/alumnos que cuando coman fruta, si es posible, guarden las semillas. Así, cuando sea oportuno, puedan colocar esas semillas en la tierra y verificar lo que sucede a lo largo del tiempo.

El huerto como forma de intercambio

La huerta también podrá servir como forma de intercambio con otras escuelas, compartiendo fotos de la evolución de las plantaciones y comunicándose para que sepan quién ofreció las semillas, dónde las compraron, etc...

El intercambio con otras clases de la misma escuela podrá tener como sugerencia de actividad encuentros y visitas entre los grupos. En estos encuentros los niños podrán visitar la huerta de cada grupo y crear grupos de trabajo que expliquen lo que han estado haciendo en la huerta.

Además, se promueve el intercambio con las familias, pues pueden ser invitados padres, madres, abuelos y tíos que quieran venir a la escuela a ayudar en alguna tarea, como cavar, sembrar, mostrar algunas formas de comer los alimentos de la huerta, por ejemplo, a través de sopas, ensaladas, compotas, etc...


Beneficios del huerto escolar

  • Fomenta el respeto al medio ambiente y a los valores ecológicos.
  • Fomenta el conocimiento de la sostenibilidad.
  • Permite disfrutar de alimentos cultivados por los propios alumnos y valorar sus propiedades organolépticas.
  • Provee de alimentos sanos, frescos y nutritivos durante todo el año.
  • Fomenta el consumo de frutas y verduras. Favorece la alimentación sana y equilibrada asi como el consumo responsable. Al saber de dónde vienen los alimentos, cuánto cuesta obtenerlos y el impacto que tienen en el medio, es más probable que sean consumidores responsables.
  • Potencia el cultivo de productos autóctonos y de acuerdo con la época del año.
  • Los niños aprenden a trabajar en equipo.
  • Los niños adquieren conocimientos de horticultura.
  • Los alumnos disfrutan del aire libre.
  • La producción de alimentos se convierte en un juego de niños muy instructivo y educativo.
  • Los frutos cosechados se pueden utilizar en el comedor escolar. Si los productos sacados de la tierra no son utilizados en la escuela porque no existe comedor escolar, se pueden vender en la comunidad, las ganancias permitirán mantener el huerto y comprar materiales para la escuela.
  • La responsabilidad de los alumnos a la hora de cultivar su propio alimento les proporciona ilusión y aprendizaje.


Manuela Carvalho
Maestra en Ciencias de la Educación
Tutora del Curso de Auxiliar de Educación Infantil de Portugal.


Información facilitada por IPSalud.


La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud. 

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