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jueves, 27 de marzo de 2014

Alimentos naturales en la infancia

Esta etapa es más importante de lo que mucha gente piensa, ya que es aquí donde se va a dar a conocer por primera vez el sabor, el olor y la textura de mucho alimentos que deberían ser para el niño o la niña el conocimiento de su base alimentaria en el día de mañana.

Jugamos con la ventaja que el sabor es un sentido mayoritariamente educable con lo cual se logra que los niños a quienes cuesta mucho introducir la fruta y la verdura, con paciencia y con cariño, acaben comiéndolas.

Consejos:
  1. Se aconseja que la fruta, la verdura y las hortalizas sean de temporada, frescas, ecológicas y en el caso de la fruta que sea más cercana a madura que no verde. Hay que seguir siempre los consejos que nos vaya dando el/la pediatra. No tenemos que añadir nunca azúcares de ningún  tipo al preparado infantil ya que a los niños les modificaríamos la percepción del sabor dulce. Lo mismo con la sal a las verduras, no hay que añadir sal.
  2. La preparación de alimentos infantiles se aconseja que sea preparada y consumida el mismo día aunque también se puede congelar si hacemos en más cantidad. La preparación diaria es más laboriosa para da pie a que sea más variada y las propiedades organolépticas se conservan mucho mejor.
  3. La alimentación ecológica y natural en los niños los hace fuertes y sanos, les proporciona nutrientes de calidad, aprenden a identificar el auténtico sabor de los alimentos y ayuda a prevenir posibles enfermedades, ya sean próximas o no.
  4. Los cereales ecológicos que se pueden mezclar con la papilla de la verdura son muy interesantes. Se trata de cereales muy nutritivos como la quinoa, el arroz, el mijo, la avena... que aumentan el valor nutricional de la comida ya que aportan hidratos de carbono, fibra y vitaminas.
  5. En caso de no poder preparar nosotros mismos la propia comida, la alimentación ecológica ofrece la posibilidad de obtener potitos de frutas y verduras. La elaboración de los cuales es totalmente sana y natural.
Ejemplo de papillas:
  • Papilla de fruta: manzana, pera, plátano y zumo de naranja.
  • Papilla de verdura: judía tierna, zanahoria, patata y avena.
  • Papilla de cereales: arroz blanco redondo y zanahoria.

Los niños y el aprendizaje de los alimentos

Si queremos que nuestros  hijos crezcan con un sentido responsable y sano hacia la alimentación es imprescindible que desde pequeños les demos ejemplo. ¿Cómo lo podemos lograr? Animarles a compartir la compra con ellos en un colorido y simpático mercado o en una tienda de barrio, dejar que ayuden a poner la compra en los carros de las grandes superficies e ir contando qué haremos con los alimentos seleccionados, como si fuera un juego, o simplemente tenerlos cerca de la cocina y que ellos imiten jugando a que también hacen de cocineros.Les podemos dejar colaborar en cosas como manipular alimentos sin que ello represente ningún riesgo. Según la edad ya pueden incluso cortar con cuchillos de punta redonda, por ejemplo, judías tiernas, champiñones, calabacines, pelar guisantes... luego cuando presentemos la comida en la mesa no hay que olvidar en nombrar lo buena que está ya que la ha hecho Pedro o María.

También los domingos que solemos tener más tiempo es divertido para ellos hacer una tarta, unos postres con frutas de colores o un batido de chocolate. Podemos disfrazar a los pequeños con divertidos delantales y así crear un ambiente relajado y alegre.

Cuando un niño o una niña no les gusta alguna comida tenemos que explicarle que es importante comer variado y de todos los colores. Aunque el verde no les suele gustar mucho, hay que insistir y si acaso no se lo terminan no pasa nada, pero un poquito deberían comer. Así, paulatinamente, se van acostumbrando al sabor. Con 3 añitos ya entienden que los macarrones, por ejemplo, dan energía para correr, que la fruta y la verdura tienen una cosa llamada vitaminas para que no se resfríen... si les vamos explicando con un vocabulario llano todas la propiedades de los alimentos, sin agobiarles, les será de mayores mucho más fácil llevar una vida sana y una alimentación equilibrada ya que de pequeños lo habrán interiorizado de una forma muy positiva.

ANIMEMOS A NUESTROS HIJOS A CONOCER Y DISFRUTAR DE LOS PRODUCTOS QUE NOS OFRECE LA NATURALEZA

Por Nuria Ripoll Blanch (Técnico dietista), para Biospirit

jueves, 13 de marzo de 2014

Hierbas para el invierno


Durante el invierno, cuando una gran parte de la energía de las plantas está en las raíces, hervir algunas de ellas puede ser útil para las raíces de los hombres. Muchas raíces de hierbas son limpiadores del cuerpo y la sangre y fortalecedoras de sistemas específicos. Por ejemplo, la raíz de bardana es buena para los pulmones, la sangre y la piel; la raíz de consuelda ayuda a los pulmones y a los revestimientos mucosos, produciendo un efecto tónico especialmente en las paredes intestinales, incrementando el potencial de asimilación de los elementos nutritivos, proceso éste que es de singular importancia para su bienestar. No somos necesariamente lo que comemos; es más preciso decir que somos lo que asimilamos.





En invierno, como en todas las estaciones, es de vital importancia para la salud el equilibrio de las entradas y salidas de energía, en forma de alimentos, sentimientos y trabajo. Necesitamos un descanso adecuado, y dormir, relajarnos, jugar, equilibrar la actividad, la tensión y el trabajo de nuestra vida. También es importante para permanecer saludable crear y mantener la limpieza, tanto en el interior como en el exterior.
La llegada de cada nueva estación produce tensión y cambio, y en esos momentos se tienen más probabilidades de enfermar; pero la enfermedad misma proporciona la oportunidad de evaluar de nuevo su vida. Sin embargo, si lo hace así voluntariamente, y cambia de acuerdo con la nueva estación, puede prevenir la enfermedad. El invierno es un período importante para sentir que sus cambios interiores están entretejidos con la danza de su existencia.




En esta estación, la raíz de malvavisco ( Althaea officinalis) resulta particularmente útil para aliviar las irritaciones o inflamaciones de riñón y vejiga. Esta raíz, hecha en infusión y tomada internamente, actúa como diurético, incrementando el flujo de orina, y como demulcente-emoliente, lo que significa que alivia y suaviza los tejidos corporales. Puede utilizarse medicinalmente como emplasto para curar y mitigar las llagas inflamadas. Se puede utilizar también interna y externamente para la inflamación de las membranas mucosas, especialmente de la vejiga, zonas vaginales y recto, o para los intestinos inflamados. También resulta útil para las dolencias de garganta, pulmones y bronquios.





En invierno puede necesitar hierbas que den calor a su cuerpo; el pimentón, por ejemplo, es un buen estimulante natural tanto en invierno como en verano. La raíz de jengibre (Zingiber officinale) es otro buen calorífico, pues ayuda a la circulación y aumenta la fuerza del elemento fuego. Se hierve a fuego lento durante 15-20 minutos para hacer una infusión, o se utiliza cociéndola. Es un tónico estimulante del estómago, incrementa la secreción gástrica y ayuda a la digestión. Alivia los gases intestinales, por lo que es útil para los calambres digestivos y dolores abdominales, y es también un remedio de la diarrea. Como infusión y como compresa, se ha utilizado popularmente para los catarros y la bronquitis, y para la amenorrea (menstruación suprimida). Cuando se bebe muy caliente facilita el sudor, que suele ser útil para las fiebres y catarros.




Otras hierbas para la vejiga y el riñón son una baya, una semilla y una hoja: las bajas de enebro, las semillas de lino y las hojas de ortiga. El enebro (Juniperus communis) actúa como carminativo (alivia el gas intestinal) y como diurético, además de ser útil para las enfermedades vaginales y venéreas. Es buena en combinación con otras hierbas diuréticas como la “uva ursi” (gayuba). Las bayas de enebro se utilizan como preventivo de la enfermedad cuando se ha estado expuesto a ella o cuando la resistencia es muy baja. Las bayas, masticadas o tomadas en infusión, se pueden utilizar diariamente cuando se viaja `para aumentar la resistencia.



Las semillas del lino (Linum usitatissimun), hervidas a fuego lento y tomadas en infusión, son útiles para las mucosas inflamadas y en los problemas de los órganos urinarios, pues suaviza y limpia los riñones y la vejiga. 

Moliéndolas y mezclándolas con agua se puede hacer un buen emplasto para poner sobre las inflamaciones locales y forúnculos.






Las hojas de ortiga (Urtica dioica) se comen, se beben en infusión o se utilizan en un champú para los cabellos o loción para la piel. Es diurética, tónica y astringente y se considera una hierba excelente para los problemas renales, dolores de espalda o problemas uterinos. Puede utilizarla como tónico renal y como reconstituyente de la fuerza y la energía cuando se bebe en infusión.
Las hojas jóvenes, ligeramente vaporizadas y comidas, contienen mucho hierro, actúan como purificador de la sangre  y pueden ayudar a la reducción de peso. La planta produce una suave reacción de picazón y enrojecimiento cuando se utiliza externamente, acción ésta que es útil para los dolores reumáticos.




Para los problemas de riñón y vejiga, puede utilizar en combinación algunas de las hierbas mencionadas. Para las infecciones de vejiga, beba mucha infusión hecha con raíz de malvavisco, bayas de enebro y menta. Una combinación agradable para el invierno es la infusión de raíz de jengibre, semillas de lino o fenogreco y ortiga. La infusión de semillas de fenogreco constituye un buen tónico para los riñones y las glándulas suprarrenales.







Para hacer las mejores infusiones hay que dar a cada hierba su lugar en la totalidad. Cada hierba da su mejor esencia a la mezcla del modo siguiente:


  • Raíces duras (bardana, consuelda): hervir 20-30 minutos
  • Raíces blandas (regaliz, malvavisco, jengibre): hervir 10-15 minutos
  • Cortezas (canela,..): hervir 10-20 minutos
  • Semillas o bayas (hinojo, fenogreco, anís, enebro): 5-10 minutos
  • Hojas (menta, romero, ortiga): ¡no hervir nunca! Verter agua hirviendo por encima. reposar 20 minutos.
  • Flores (hibisco, manzanilla): ¡No cocer! Añadir agua hirviendo y dejar reposar 10-20 minutos.

Fragmento extraído del libro  “la Salud y las estaciones “  del  Dr. Elson M. Haas publicado por la editorial  Edaf

jueves, 6 de marzo de 2014

Dieta de invierno

Cuando llega el invierno es preciso ajustar la dieta de nuevo; como le clima es más frío, necesitará unadieta que produzca más calor. Los días son más breves y tiende a realizar menos actividad física, consumiendo así  menos calorías que durante el período más activo del verano. Si no quiere ganar demasiado peso, no incremente mucho la ingestión de alimentos. Una dieta compuesta principalmente de carbohidratos complejos y proteínas producirá el calor que necesita y quizá le haga ganar unos kilos, pero incluso con una actividad moderada debe mantenerse en buena forma hasta que llegue la primavera y pueda volver a desintoxicarse y aligerarse.



Hay menos frutas, y a no ser que viva en un clima tropical sólo constituirán una pequeña parte de la dieta de invierno: puede comer vegetales diariamente, algunos en ensalada y otros cocidos, al vapor  o al horno. Los alimentos fritos o salteados van mejor con la dieta de invierno que con la de las otras estaciones, aunque el hígado tiene dificultades para enfrentarse a una cantidad excesiva de aceite calentado. También es conveniente tomar de cuando en cuando un guiso de legumbres. Las sopas de verduras, especialmente en un día frío o húmedo, son nutritivas, caloríficas y fáciles de digerir. Como las plantas de la naturaleza se encuentran en sus partes más profundas, son especialmente adecuadas para la dieta de invierno las hortalizas raíces, como zanahorias, nabos, boniatos, yuca, cebollas y patatas; también el ajo y la raíz de jengibre proporcionarán sabor a la vida, y el pimentón dará calor a sus comidas y a los dedos de sus pies.



Los cereales cocidos son una base excelente de la dieta invernal: Estos carbohidratos complejos son un buen combustible para el cuerpo y resultan buenos para los intestinos y la eliminación: El mijo y el alforfón (ó trigo sarraceno) son buenos calentadores del cuerpo, y con menos fécula que los otros cereales, como el arroz moreno, trigo, cebada o avena.



Tendrá una ingestión proteínica completa si toma los cereales cocidos o comidos con leguminosas, como judías rojas azuki, judías mung (soja verde), judías negras o lentejas. Se dice que las aduki son buenas para los riñones, mientras que las negras apoyan la función sexual. Es conveniente aderezarlas con un poco de aceite, tamari shoyu, pimentón y levadura nutritiva, o yogur, curry y perejil. Esta combinación proporcionan proteínas vegetales completas (contienen todos los aminoácidos esenciales que su  cuerpo no produce) y son un plato sabroso, calórico y nutritivo.



Los frutos secos son buenos en invierno tomados solos o  en ensaladas. También se puede beber “leche” de frutos secos. Puede comer con algo más de libertad que en otras estaciones los productos derivados de la leche de vaca o cabra. El queso “feta”, de leche de oveja, es uno de los que su cuerpo puede manejar con más facilidad: se descompone, en lugar de adherirse, y su sabor ligeramente salado resulta adecuado en la dieta de invierno.




A los carnívoros les recomiendo sobre todo el pescado, especialmente el de bajura de zonas no polucionadas. Puede sentarle bien algo de pollo o carne roja si está seguro de que los animales no han sido alimentados con hormonas y elementos químicos para hinchar sus músculos. Ocasionalmente, la carne roja estimula y aviva la sangre, el corazón y la tez, y es un aliento reconstituyente, pero su exceso sobreestimula y pone en peligro al corazón, los vasos sanguíneos y los riñones. Cuando su dieta vaya conteniendo menos carne será más consciente del efecto que ésta ejerce sobre usted.

El clima invernal difiere de un lugar a otro, con distintos grados de frío, humedad y sol; también es diferente el nivel de actividad de cada individuo. El clima y su actividad pueden cambiar de un día a otro, pero su cuerpo le dirá cuál es su consumo. Debe aprender a escucharlo.


Alimentos del océano

Como el invierno está relacionado con e l elemento agua, tratemos de buscar alimentos saludables en las profundidades del mar azul. Acabo de mencionar los peces del océano (agua salada), bajos en grasa y con altas cantidades de proteínas, minerales y vitaminas, como buena fuente alimenticia. Otra gran fuente nutritiva son las algas marinas, muy comunes en la dieta japonesa.

Las algas, como el kelp, wakame, dulse, nori, arame e hijiki son vegetales de rico contenido en proteínas, altas en las vitaminas A y E, y particularmente ricas en calcio, fósforo, potasio, hierro, yodo y otros minerales traza (oligoelementos). Estimulan y refuerzan la piel, cabellos y uñas, nutren el sistema endocrino, especialmente las glándulas tiroideas y suprarrenales. Pueden comerse crudas después de lavarlas para quitarles la sal, pero de este modo hay que masticarlas mucho. Es más frecuente tomarlas en sopas, tostadas con arroz o vegetales, o envolviendo arroz con platos de verdura o pescado, como el sushi.

Los minerales y enzimas contenidos en las algas ayudan al organismo a eliminar los efectos de los alimentos animales y adaptarse a los alimentos vegetales. Además, las algas ayudan a adaptarse a los alimentos vegetales. Además las algas ayudan al cuerpo a descargarse de los desechos radiactivos tomados de la atmósfera (¡alimento ambiental también!). Se ha demostrado experimentalmente que el ácido algínico, un importante elemento de las algas marrones, como la wakame, kombu, kelp y la hijiki, actúa sobre los metales pesados de los intestinos, convirtiéndolos en sales solubles que son sacadas del cuerpo.


Soja, tofu y miso


La soja es otro alimento cuyo uso está extendiéndose rápidamente: es barato y alto en proteínas (35-40%), lo que es importante para los vegetarianos, pues es una de las pocas fuentes de proteínas completas y un buen sustituto de alimentos animales. Sin embargo, es mejor obtener las proteínas de diversas fuentes. La soja se puede comer brotes, cocida como una judía entera, o utilizar para hacer la leche de soja, tofu y miso. No sólo es rica en proteínas, sino también muchos minerales, como calcio, fósforo y potasio, y tiene cantidades moderadas de hierro, vitamina B  y otros oligoelementos.


El tofu es una cuajada de soja; es un alimento proteínico sabroso y nutritivo, con una cualidad parecida a la del queso, pero mucho más ligero que éste. Va bien con la mayor parte de los platos de verduras y con los cereales, especialmente con el arroz moreno. Puede utilizarse de muchas maneras: al vapor, horneado o ligeramente frito en aceite o agua. Se puede hacer un plato sabroso cociendo juntos cebollas, zanahorias, apio, tofu y anacardos o almendras cortados en rodajas. El tofu va muy bien añadido a las ensaladas (previamente cocinado), y mezclado con aceite, limón, aguacate, un poco de miso y sazonamiento constituye un gran aderezo de ensaladas. La ensalada de tofu y aguacate es refrescante, satisfactoria y tiene un gran contenido en proteínas. Machacar  225 g de tofu con uno o dos aguacates, añadir un poco de una mezcla de frutos secos y semillas de girasol molidas, un poco de aceite de oliva, cebolleta y tomate cortados en cuadraditos, limón, y para sazonar tamari, pimentón, levadura y albahaca. Se puede comer tal cual, en un sándwich de pan integral con brotes de alfalfa, o mojando en él palitos, galletitas o tallos de apio o zanahorias.

El miso es otro producto importante de la soja, y se reconoce también con el nombre de pasta de soja. La soja fermenta o envejece sola o con cereales, como arroz moreno o cebada, dando así distintos tipos de miso. Es una parte importante de la dieta japonesa como base para sopa, y su uso está creciendo rápidamente por América y Europa. Es rico en proteínas y vitaminas y contiene un 10% de sal.

El miso es un alimento alcalinizante y su fermentación ayuda a la digestión y metabolismo del cuerpo. Se dice en Japón que mejora la resistencia del cuerpo a la enfermedad; quienes desean reforzar sus sistemas pueden utilizarlo diariamente en forma de caldo, pues se dice que es un buen tónico. No hervirlo, pues se vuelve muy amargo y se destruyen las enzimas y las bacterias vivas. En la medicina oriental se ha utilizado en el tratamiento de la artritis, colitis, diabetes e hipoglucemia; para los problemas del tabaco, y como ayuda en las madres lactantes. Es una buena bebida para los que sienten síntomas por la tarde después del trabajo como dolores de cabeza, vértigo, irritabilidad o bajada general de energía.
La dieta de alimentos de invierno con caldos de miso es una buena sopa para tener en el fuego en un día lluvioso y frío. Debe llevar zanahorias, cebolla , ajo y puerro; se puede añadir trozos de mochi que se hace con trozos de arroz glutinoso dulce y artemisa. Espesa la sopa y añade un sabor agradable.






Dada la preocupación contemporánea por los rayos X y otras formas de radiación ambiental, debe saber que se dice que tanto el miso como las algas actúan sobre el cuerpo librándolo de radiaciones, metales pesados como el plomo y el estroncio, y otras substancias tóxicas. En Hiroshima, después del bombardeo, en un hospital que se sirvió miso todos los días a sus pacientes se observó una menor incidencia de muertes y enfermedades de radiación que la población general o en otros hospitales.




Fragmento extraído del libro  “la Salud y las estaciones “  del  Dr. Elson M. Haas publicado por la editorial  Edaf

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