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jueves, 2 de enero de 2014

Enzimas digestivas; Por qué las necesitamos

   Las enzimas juegan en el organismo un papel esencial al convertir los alimentos en energía. La buena asimilación de los nutrientes no depende sólo de la dieta sino también de las enzimas digestivas disponibles. Ya sea porque la producción corporal de enzimas disminuye conforme envejecemos o por una alimentación deficiente, o al contrario, excesiva, que sobrepase la capacidad enzimática corporal, por un estilo de vida estresante o por enfermedad, éste déficit enzimático puede acabar comportando la aparición de diversas molestias digestivas que si se prolongan en el tiempo pueden llegar a desencadenar un estado de inflamación intestinal, malnutrición e incluso inducir ciertas sensibilidades alérgicas.

     Los alimentos de nuestra dieta, en su estado natural, sin procesar, aportan junto a sus nutrientes algunas enzimas específicas y necesarias por su propia y adecuada digestión. Pero las enzimas son extraordinariamente sensibles al calor, más aún que las vitaminas y cualquier procesamiento que implique someterlas a temperaturas por encima de 48ºC como la cocción, la pasteurización o el uso de microondas, las desnaturaliza e invalida. Por ello los alimentos que ingerimos resultan inútiles si no los podemos fragmentar y extraer de ellos sus vitaminas, minerales, lípidos y otros nutrientes para que puedan ser absorbidos y aprovechados por nuestro organismo.
Consecuentemente el cuerpo deberá aportar enzimas reservadas para otras funciones vitales, lo cual suele propiciar la consiguiente aparición de numerosos transtornos en la salud.


                                                             Usos terapéuticos

  • A nivel digestivo para mejorar las digestiones pesadas e incluso cuando se desee actuar en sinergia con prebióticos y probióticos, para mejorar los procesos de digestión y asimilación de nutrientes.
  • Ayudan a inhibir los procesos inflamatorios y favorecen la resorción de edemas, al degradar fragmentos celulares, mediadores de la inflamación y las moléculas proteicas que viajan por la sangre hacia los tejidos, propiciando edemas. Como complemento nutricional se han empleado tradicionalmente para aliviar los síntomas de afecciones inflamatorias varias.
  • Mejoran la fluidez de la sangre y la perfusión sanguínea ya que inhiben la agregación de las plaquetas e incrementan la fibrinolisis y por ello disminuyen la tendencia a la coagulación sanguínea y el riesgo de trombosis sin presentar efectos secundarios. Son útiles además en la recuperación y cicatrización en traumatismos y tras intervenciones quirúrgicas y en las vasculopatías (arteriosclerosis, venopatías y flebitis).
  • Aumentan la elasticidad de los glóbulos rojos, aceleran la degradación de los inmunocomplejos patógenos y estimulan la fagocitosis. En la artritis reumatoide, los enzimas lisan la fibrina que acumulan los inmunocomplejos tisulares y así pueden fragmentarlos y evacuarlos.
  • Colaboran en la regulación del sistema inmunitario.
  • Favorecen los procesos de depuración, puesto que activan la degradación de los complejos tóxicos.
  • Aumentan la permeabilidad de los tejidos a los antibióticos y refuerzan el terreno biológico frente a procesos degenerativos.
  • Los suplementos de enzimas pancreáticas (lipasa, amilasa, proteasa) se pueden emplear en la insuficiencia pancreática con síntomas de meteorismo abdominal (gases), dispepsia, presencia de alimentos no digeridos en las heces y mala absorción.

 Existen productos específicos en el mercado, como "Enzymas", de "Sura Vitasan" (http://www.hierbabuenadiet.com/hierbabuena/tienda-span-classcss-resaltarenzymas-span-digestivas_es_7-6369.php), que contienen una equilibrada y variada combinación de enzimas digestivas de plantas.

                                           Enzimas digestivas y su importancia:

Proteasa: Descomponen o cambian la composición de las proteínas o péptidos. Además de ser importantes para el proceso de la digestión y el metabolismo, se cree que algunas proteasas mejoran la inflamación y fortalecen el sistema inmunológico. Se encuentran naturalmente en ciertas frutas.
Una inadecuada digestión de las proteínas puede favorecer el desarrollo de trastornos de salud tales como alergias alimentarias, aumento de la permeabilidad intestinal, toxicidad e incluso psoriasis.

Papaína: Derivado de la papaya, digiere las proteínas inertes y por ello se utiliza mucho en la industria alimentaria como aditivo para ablandar la carne. Mejora la digestión en general y a menudo es útil en casos de fibrosis quística y en ciertas afecciones pancreáticas.

Amilasa: Rompe los carbohidratos. Está presente en la saliva e inicia el proceso bioquímico de la digestión. Existen 3 tipos de amilasas: la ptialina, la amilasa pancreática y la amilasa duodenal. La segregada por el páncreas rompe el depósito de glucógeno en glucosa, para aportar energía al organismo.

Lactasa: Desdobla la lactosa en galactosa y glucosa facilitando la digestión de productos lácteos. Se encuentra en el riñon, el hígado y en el mucosa intestinal.

Lipasa: Esencial para la digestión de las grasas (lípidos) convirtiéndolas en moléculas más pequeñas que podrán absorberse fácilmente en el intestino. En el organismo se encuentra en el páncreas, estómago, intestino delgado, tejido adiposo, plasma sanguíneo, y en los hematíes y leucocitos.
La lipasa pancreática es la principal encargada de la digestión de los triglicéridos alimentarios.
Como complemento la lipasa de origen vegetal (o fitolipasa) es apropiada para mantener los niveles óptimos de enzimas pancreáticos conforme se envejece. Puede aliviar el malestar abdominal que se produce tras la ingesta de alimentos grasos y mejorar los síntomas comunes de la indigestión (sensación de plenitud gástrica, flatulencia, distensión abdominal).
Mejora asimismo la absorción de vitaminas, minerales y nutrientes liposolubles y favorece la biosíntesis de vitaminas A, D, E y K.
También ayuda a evitar la pérdida de grasa en las heces (esteatorrea)

Celulasa: Hidroliza la celulosa, un carbohidrato que forma parte esencial de la pared celular de las plantas y que representa el compuesto orgánico más abundante de la naturaleza, transformándolo en betaglucosa, la fuente principal de energía del organismo, que al ser liberada lentamente, puede ayudar a mantener niveles óptimos de azúcar en sangre. El ser humano carece de esta enzima, pero muchos herbívoros como los rumiantes, pueden nutrirse de la celulosa del pasto al degradarla y digerirla.

Alfa-galactosidasa: Glicoproteína que hidroliza las glicoproteínas y glucolípidos que se encuentran en polisacáridos (almidón) que contienen alimentos como las judías y crucíferas como la col, el brócoli y la coliflor que no se descomponen de forma eficaz en el intestino y las particulas mal digeridas son alimento de bacterias que fermentan produciendo hidrógeno y gas (dióxido de carbono). El exceso de gas es responsable de la mayoría de las molestias abdominales que se sienten al consumir esta clase de alimentos.

Maltasa: Enzima de la saliva, los jugos gástricos e intestinales que descompone el disacárido maltosa en dos moléculas de glucosa en el curso de la digestión. También hidroliza la sacarosa. Es parte importante del proceso enzimático de la digestión efectiva de almidones y azúcares presentes en granos y otros alimentos vegetales. Es una de las enzimas más importantes de la digestión que puede ayudar en casos de diarrea crónica.

Peptizima: Disocia los péptidos de las proteínas. Es un antiinflamatorio natural.

Invertasa: Es una de las enzimas mejor conocidas. Hidroliza la sacarosa o azúcar común en glucosa y fructosa. A la mezcla de estos dos azúcares se le denomina "azúcar invertido" siendo su forma más común la miel, una forma sobresaturada de ambos azúcares.
La naturaleza nos la brinda comúnmente en la levadura de cerveza, y también se encuentra en el organismo de las abejas que la utilizan para fabricar miel a partir del néctar de las flores, en plantas y bacterias como las que pueblan el intestino humano. 
Permanece activa en un amplio rango de niveles de pH. Ofrece un apoyo antioxidante, ayuda en infecciones de las vías aéreas como agente antimicrobiano, impulsa el sistema inmunológico y defiende al estómago de la úlceras.

Pectinasa: Se encuentra comúnmente en frutas como las manzanas y los plátanos. Descompone la pectina, un tipo de fibra que forma la pared celular de muchos tipos de frutas y vegetales. En la industria alimentaria es muy usada como agente gelatinoso espesante de jaleas y mermeladas.
Como complemento, junto a la celulasa y la hemicelulosa ayuda en la digestión de alimentos vegetales incrementando su valor nutricional y probiótico. Promueve el crecimiento y la salud de la flora intestinal. Proporciona combustible para las células de la mucosa del colon.
Aumenta la digestibilidad y la absorción de los alimentos vegetales permitiendo un mejor acceso a sus nutrientes y minerales.

Glucoamilasa: Es un tipo específico de amilasa (enzima para la digestión del almidón de algunos alimentos vegetales más comunes que ingerimos) que se produce en la boca y en el páncreas pero también puede derivarse de fuentes no animales. Puede ser beneficiosa en casos de síndrome del intestino irritable, en algunas enfermedades autoinmunes e inflamación. 
Puede contribuir a equilibrar el azúcar en sangre y ayudar a disminuir la alergia a varios tipos de alimentos.

Hemicelulasa: Junto a la celulasa facilita la digestión de la fibra que se encuentra en las frutas y verduras.

Fitasa: Degrada el ácido fítico, la forma en que las plantas guardan el fósforo. Los animales monogástricos y el ser humano carecen de esta enzima importante para la absorción de minerales.


Bromelina: Enzima proteolítica de amplia especificidad, extraída de la piña tropical.
Tiene propiedades antiinflamatorias, antitrombóticas, antiedematosas (evita al retención de líquidos) y fibrinolíticas (deshace los coágulos). Se utiliza como suplemento nutricional útil en casos de alergias puesto que inhibe la liberación de mediadores inflamatorios, artritis y artrosis, en casos de gota (hiperuricemia), inflamación en general, en digestiones lentas, flatulencia y gases intestinales.
Mejora la digestión de las proteínas y la asimilación de otros nutrientes. Actúa como antioxidante en la arteriosclerosis, protegiendo la pared de los vasos sanguíneos. Protege al organismo contra la invasión de patógenos que debilitan el sistema inmunitario.
La sobrecarga de productos tóxicos y la función insuficiente de las enzimas de desintoxicación pueden desencadenar cefalea. Por ello también se emplea en las migrañas, para optimizar la función digestiva y potenciar los procesos de desintoxicación.
El médico naturópata Dr. Peter D´Adamo en su libro "Los grupos sanguíneos y la alimentación" (1998) relaciona las personas de grupo sanguíneo A, predominante entre los europeos occidentales, con un contenido de ácido gástrico más bajo, como adaptación de sus antepasados que sobrevivieron en las sociedades agrarias primitivas sobre la base de una dieta vegetariana. Es por ello que el autor recomienda un suplemento de bromelina para este grupo de población.

Información cedida por Sura Vitasan (www.suravitasan.com)
La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.


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