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jueves, 26 de junio de 2014

LA ALIMENTACIÓN Y LAS EMOCIONES

Hoy os presentamos el último artículo de nuestra compañera Deva Camino Monteserín Fernández para ACCU, que divideremos en dos por su densidad. ¡Esperamos que os resulte tan interesante como a nosotros!


   Bienvenidos a esta nueva edición de ACCU que espero que entre todos hayamos logrado hacer interesante y útil. Una vez más quisiera agradecer a ésta, vuestra asociación, que me haya invitado a escribir en esta revista con la que tantos colaboráis.

    Como os prometí en la última ocasión, en este número vamos a tratar el tema de la alimentación y las emociones, y para ello creo que debemos comenzar preguntándonos que son realmente las emociones. De manera intuitiva todos lo deducimos, todos las disfrutamos a diario, y a veces las padecemos. Son un sentimiento, una sensación y una respuesta a lo que nos rodea, a cómo nosotros de manera personal lo percibimos e interpretamos. Si bien existen diferentes definiciones, de forma más precisa podemos decir que se trata de una respuesta psíquica con reacciones fisiológicas asociadas que facilitan la comunicación y la adaptación al entorno. Esto implica variaciones de nuestro estado de ánimo que reflejamos de manera innata, independientemente de nuestra cultura: la risa, el llanto, el temblor, el sonrojo… son expresiones ligadas ineluctablemente a una emoción.

   Un punto importante a conocer se trata de su origen. Muchos expertos creen que las emociones surgen con los mamíferos, al desarrollar la parte del encéfalo denominada sistema límbico, que regiría las emociones, sin embargo ya en organismos más primitivos podemos encontrar reacciones instintivas que se pueden considerar el embrión de algunas emociones básicas: La defensa y la huida como respuesta al miedo, el ataque como reacción ligada a la ira y la exploración como resultado del llamado “deseo nutricio”. Durante la evolución estas reacciones instintivas fueron desarrollándose y adquiriendo una mayor complejidad, y si bien la clasificación de las emociones es aún hoy controvertida, sí existe un consenso respecto a las 4 emociones primarias básicas y que podemos encontrar ya en los mamíferos:

  • La ira
  • La tristeza
  • El miedo
  • La alegría

1.       Las cuatro emociones básicas primarias se encuentran ya en los mamíferos.


     De éstas derivarían  las demás emociones según su intensidad, duración y mediante fusiones entre ellas:

  •  La ira estaría relacionada con el enfado, la irritabilidad, la indignación, el odio, el resentimiento…
  • La tristeza dio lugar a la melancolía, la sensación de soledad, la depresión, la nostalgia,…
  • El miedo derivaría en emociones como la desconfianza, nerviosismo, inseguridad, la sospecha, el pánico, las fobias, la autocompasión o los celos.
  • La alegría se diversificaría en felicidad, satisfacción, orgullo, alivio, placer, diversión o amor , entre otras.

      Clasificaciones al margen, hoy sabemos que las emociones son determinantes para nuestro
bienestar. De hecho  influyen de forma decisiva sobre nuestra salud, exacerbando o atenuando muchas enfermedades, e incluso, dando lugar a nuevas patologías. Durante muchos años la ciencia médica minusvaloró sus posibilidades y aún en la actualidad, posiblemente por desconocimiento, no se les concede la importancia que se merecen como parte integral del tratamiento médico en algunas dolencias.

    Si nos centramos en la alimentación, muchos pensaréis que poco puede hacer una alimentación equilibrada frente a emociones tan intensas como la tristeza ocasionada por un duelo o la ira que se desata ante una grave injusticia que nos concierne. Sin embargo la ciencia ha demostrado que existen nutrientes que, tomados con constancia, disminuyen la posibilidad de depresión, de ansiedad o la agresividad. Esto no evitará la tristeza propia que acompaña a una muerte o el enfado que con lógica surge ante la injusticia, pero sí pueden hacer que nuestras emociones resulten más equilibradas,  nos ayudarán a modularlas y facilitarán que recuperemos antes el sosiego.

    Algunos os preguntaréis cómo puede suceder algo así, simplemente con nuestra alimentación. Pues bien me gustaría recordaros que el gestor de nuestras emociones es el cerebro, un órgano complejísimo pero que como todos los demás se forma de la materia prima que obtenemos de los alimentos. Sus funciones derivan de multitud de reacciones fisiológicas que también se sirven de las moléculas obtenidas, y transformadas, a partir de nuestros nutrientes.

    Partiendo de esta base vamos a detallar los nutrientes que, se sabe, influyen en nuestro cerebro y nuestras emociones, dejando de lado algunos de los que ya hemos tratado en el artículo anterior (La alimentación y el estrés).

   Por su trascendencia, comenzaremos hablando de los ácidos grasos omega 3, presentes principalmente en los aceites de pescado. Dentro de ellos distinguimos dos subtipos fundamentales, el EPA (Ácido eicosapentaenoico), que reduce la inflamación en los tejidos, y el DHA (Ácido docosahexaenoico), que es parte estructural del cerebro y la retina, y que influye en el metabolismo de otras sustancias, como algunos neurotransmisores. Los neurotransmisores son las moléculas de las que “se sirve” el sistema nervioso para llevar a cabo sus funciones. Es sencillo suponer que si el DHA es parte estructural de nuestro cerebro (Sus ladrillos) sea importantísimo para su buen funcionamiento, al igual que una casa no se mantendrá en pie sin una buena estructura.

      El papel del EPA en el sistema nervioso es más difícil de dilucidar. Quizá se relacione con que la inflamación dificulta el normal metabolismo de las células a las que afecta, y por tanto a sus funciones. En este caso se trataría, principalmente, de las neuronas, pero también de otras células como los astrocitos, que colaboran en el mantenimiento de las neuronas. En cualquier caso ambos ácidos grasos tienen un papel destacado, ya que ambos han demostrado disminuir la sintomatología depresiva y la agresividad, además de enlentecer el desarrollo de demencias. Por otro lado se ha visto que el DHAmejora el rendimiento intelectual, incluso en niños con trastornos de aprendizaje o déficit de atención.

     Los omega 3, especialmente el DHA, son nutrientes esenciales para nuestro sistema nervioso, y actualmente la gran mayoría de ciudadanos occidentales hacemos una ingesta deficitaria. Es por ello que cuando los reincorporamos, bien sea con la alimentación, o en los casos que se precise, mediante suplementación, nuestro cerebro nos lo agradece en pocas semanas.

    Como indicamos, los omega 3 se encuentran en los aceites de pescado. Un inconveniente es que parte se degradan al cocinarlos; sin embargo la OMS (Organización mundial de la salud) considera que 4 raciones de pescado semanales, cocinados a temperaturas medias, aportarían una cantidad suficiente para una persona sana. El salmón es uno de los pescados con más omega 3 y no debería faltar en nuestra alimentación semanal. Las algas, tan poco consumidas en occidente, poseen también cantidades destacadas. Otros alimentos más cercanos a nuestra cultura y que poseen omega 3 son las nueces y algunos aceites vegetales, especialmente el de lino, aunque en este caso lo que nos aportan son mayoritariamente precursores del EPA. Aprovecho aquí para contaros que algunos estudios indican que el consumo diario de omega 3 (En dosis elevadas, como suplemento) aumenta el tiempo entre las recidivas de los paciente de EII y reduce algunos de sus síntomas. En este caso el EPA sería el principal responsable, por su actividad antiinflamatoria.
2.       El salmón es un pescado con alto contenido en omega 3, aunque se cocine, lo que degradará una parte, conserva aún una cantidad importante.

         Debemos tener en cuenta además que algunos ácidos grasos sintéticos, las llamadas grasas trans e hidrogenadas, pueden suplantar a los ácidos grasos omega 3, ocupando su espacio pero sin tener sus mismas características. Esto dificulta enormemente la bioquímica cerebral. Os animo por tanto a rechazar estas grasas, presentes en muchas galletas, bollería, y productos precocinados, y a incorporar los omega 3 en vuestra alimentación, pues si no es imposible que nuestro cerebro esté correctamente nutrido ni funcione de manera óptima.

La información contenida en este artículo no pretende en ningún caso reemplazar el consejo o tratamiento médico. Si tiene alguna duda, consulte con su terapeuta, médico u otro profesional de la salud.

viernes, 20 de junio de 2014

Uña de gato, para subir las defensas


La Uña de Gato (Uncaria tomentosa) es una planta típica
de la amazonia peruana, aunque también se ha encontrado en distintas zonas de Centroamérica, Venezuela, Bolivia, Colombia y Ecuador. Se trata de un arbusto trepador que crece enredándose alrededor de un árbol y que puede llegar a alcanzar hasta 20 metros de altura, aunque quizá la característica más destacable de su aspecto son las espinas ganchudas y leñosas, similares a las uñas de un gato (De ahí su nombre común) que salen de su tallo y que ayudan a la planta a enredarse a su árbol anfitrión.



Aunque hace siglos que la tribu de los ashaninka, habitantes de la selva peruana, utilizan la Uña de Gato para tratar enfermedades inflamatorias, limpiar el tracto digestivo, tratar la disentería, regular equilibrios hormonales en las mujeres, étc; hasta finales de la década de 1970 no se despertó el interés científico por la Uña de Gato. En su corteza se encontraron cantidades interesantes de alcaloides oxindoles, los cuales podrían explicar los beneficios terapéuticos de la planta.





Activa las defensas:

El funcionamiento del sistema inmunológico es muy complejo; distintos tipos de células y moléculas se encargan de defender nuestro organismo de ataques de virus y bacterias.


En la naturaleza, y más concretamente dentro del reino vegetal, hay muchas plantas que poseen sustancias capaces de estimular nuestro sistema inmunológico, y de entre todas ellas destaca la Uña de Gato. Los alcaloides oxindoles presentes en la corteza de la Uña de Gato han demostrado en estudios in vitro que ejercen una interesante acción estimuladora del sistema inmunológico.





Por un lado, se ha podido observar que llegan a estimular hasta en 230% el crecimiento de los linfocitos B y T, dos de las células más importantes del sistema inmunológico, ya que estos alcaloides actúan sobre las células endoteliales que recubren el interior de los vasos sanguíneos, estimulándolas a liberar un factor de crecimiento que actúa sobre los linfocitos  aumentando su proliferación y crecimiento.

Pero la acción inmunoestimuladora  de la Uña de Gato va más allá; los extractos acuosos preparados con su corteza son capaces de actuar sobre los macrófagos, sobre todo los que se encuentran en los alveolos pulmonares. De este modo, hace que éstos produzcan mayor cantidad de interleucinas, un grupo de proteínas que actúan como mensajeras entre las distintas células del sistema inmunológico, ayudando asía a coordinar la respuesta inmunológica.

Además de estudios in vitro y sobre animales de laboratorio, también existen estudios llevados a cabo con voluntarios en los cuales se ha confirmado la acción inmunoestimulante de la Uña de Gato, comprobándose que eleva los niveles de leucocitos en la sangre.


Protege de los virus:


Entre las sustancias que se extraen de la corteza de la Uña de Gato, hay 6 heterósidos del ácido quinóvico que han demostrado ejercer una acción antiviral. Especialmente sobre los virus de tipo ácido ribonucleico (ARN; virus cuyo material genético está formado por ARN) como es el caso del virus de la estomatitis vesicular o del rinovirus 1B, uno de los causantes del resfriado.



Además de activar el sistema inmunológico, la Uña de Gato también ayuda a eliminar ciertos patógenos.



Antioxidante:

Existen muchos tipos de agentes oxidantes o radicales libres, de los cuales nos podemos proteger con vitaminas antioxidantescomo la vitamina C o la vitamina E. Pero en algunas circunstancias, como durante un procesoinflamatorio, se forma un tipo especial de radical libre llamado peroxinitrito del cual es más difícil defenderse. El extracto de corteza de Uña de Gato puede neutralizarlo, lo que ayuda a aliviar las artritis y otras enfermedades de tipo inflamatorio al mismo tiempo que evita el daño que este oxidante puede generar en nuestro organismo.


Antiinflamatoria:


Aunque la inflamación es un mecanismo natural que utiliza nuestro organismo para defendernos de agentes patógenos, en algunas ocasiones se vuelve contra nosotros. Por ejemplo, en el caso de la artritis y otros procesos inflamatorios crónicos, donde la inflamación actúa atacando al propio organismo, generando dolor e incluso dañanado los tejidos. Para ayudar a tratar este tipo de enfermedades inflamatorias, la Uña de Gato puede ser de gran ayuda porque posee esteroles, heterósidos del ácido quinóvico y otros componentes que han demostrado tener una interesante acción antiinflamatoria, especialmente cuando actúan conjuntamente.



Información cedida por "Solgar España"

La información contenida en este post no pretende en ningún caso sustituir el consejo profesional de su terapeuta, médico o profesional de la salud.

jueves, 12 de junio de 2014

Antioxidantes y salud ocular

Los ojos son la ventana al mundo exterior y precisamente por ello se encuentran continuamente amenzados. La exposición constante a la luz, a los contaminantes ambientales, a los rayos ultravioletas y al oxígeno atmosférico, son agentes que contribuyen al daño oxidativo, siendo este proceso el punto de inicio de muchos trastornos oculares. Y es que son muchas las publicaciones científicas que evidencian que el estrés oxidativo juega un papel crucial en el desarrollo de patologías oculares como las cataratas, la degeneración macular, el glaucoma o la retinopatía diabética.


El sistema ocular es una verdadera obra de ingeniería que incluye estructuras muy sensibles a la oxidación lumínica. Concretamente la retina es un tejido que está expuesto constantemente a la luz lo cual favorece la oxidación de sus membranas celulares. Además la retina es el tejido que proporcionalmente consume más oxígeno, lo que genera una alta producción de especies reactivas del oxígeno. es por ello que, el epitelio pigmentario retiniano resulta esencial para contrarrestar el estrés oxidativo originado en la retina. Para este propósito, dicho epitelio cuenta con mecanismos de defensa que reducen las reacciones de peroxidación responsables en parte del daño ocurrido en estructuras y membranas oculares. Los antioxidantes se encuentran en altos niveles tanto en la retinna como en el cristalino distinguiendo entre los enzimáticos como la superóxido dismutasa (SOD), la catalasa o el glutation peroxidadasa y los no enzimáticos como la vitamina C, la vitamina E, la luteína o la zeaxantina.


La pérdida del equilibrio entre los mecanismos oxidativos y los sistemas fisiológicos antioxidantes se ha implicado en la patogenia de numerosas enfermedades oculares. Así en el casos de las cataratas, la evidencia científica sugiere que la exposición crónica a la luz es una de las fuentes que genera mayor cantidad de especies reactivas del oxígeno que oxidan los grupos sulfidrilos (-SH) de las proteínas del cristalino provocando el entrecruzamiento y la agregación de dichas proteínas con la consiguiente formación de opacidades en él. Otra patología ocular donde el componente oxidativo juega un papel primordiales en la degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Aquí el exceso de radicales libres afectan a los fotorreceptores de la retina, que son las células responsables de procesar la luz y proporcionarnos la imagen. El resultado final es la incapacidad del epitelio pigmentario de la retina de digerir estas moléculas dañadas, dando lugar a una secreción y acumulación de material anómalo en esta capa retiniana que fomenta el progreso de la enfermedad. Afecta a la región central de la retina, concretamente a  la mácula y su degeneración da lugar a una pérdida parcial o total de la agudeza visual central. Ciertos factores ambientales como la exposición crónica a la luz o el tabaquismo, se consideran factores de riesgo asociados al la DMAE ya que contribuyen a la formación de radicales libres responsables de la degeneración de los fotorreceptores.

En los últimos años han surgido numerosas publicaciones que apuntan a que la administración de compuestos antioxidantes ejerce un efecto beneficioso a nivel ocular, existiendo una menor incidencia de hallazgos relacionados con enfermedades degenerativas de la retina y cuando existen, se han mostrado eficaces para frenar la progresión de la enfermedad. A la luz de los datos que avalan el uso de vitaminas, minerales y otros fitonutrientes de acción antioxidante, parece lógico recomendar la toma de un preparado antioxidante cuya combinación ha demostrado ser más efectiva que la toma de cualquiera de ellos por separado gracias a la actividad sinérgica de estos complejos.

Luteína, Zeaxantina, Astaxantina Licopeno:

La luteína es un pigmento vegetal que se deposita en la retina actuando como filtro biológico de la luz y que además es precursora de la zeaxantina teniendo ambas un efecto antioxidante. Conforman el pigmento macular porque es en la mácula (región central de la retina) donde se fijan de forma selectiva y específica. Un mayor consumo de ambas se asocia directamente con un aumento de la densidad del pigmento macular proporcionando una mejora de la función visual. Los investigadores concluyen que 6 mg. de luteína al día da lugar a un 43% de riesgo inferior de desarrollar DMAE. Los pacientes con DMAE tratados con luteína han obtenido una mejora de la agudeza visual dos veces superior respecto de los no tratados. En caso de patología muchos aumentan la dosis hasta 20 mg. y así está formulado. La luteína también se ha detectado en el cristalino por lo que distintos estudios confirman que tiene un efecto de ralentización en la progresión de las cataratas. La astaxantina es un carotenoide similar en estructura a la los anteriores que presenta una todavía más potente actividad antioxidante y que ha demostrado su eficacia frenando la generación de radicales libres en la retina. En cuanto al licopeno, se han realizado distintos estudios para valorar su efecto sobre la salud ocular y los datos sugieren que la administración de este carotenoide junto con otros antioxidantes proporcionaría una menor probabilidad de padecer degeneración macular.

Multiantocianidinas:

Las antocianidinas presentes en las bayas de algunos frutos como los arándanos, grosellas, moras, frambuesas entre otros, refuerzan las fibras del tejido retiniano y mejoran la microcirculación disminuyendo la presión ocular por lo que ha sido descrito su uso en el tratamiento del glaucoma, cataratas, retinopatía entre otras patologías.

Vitamina E:

Es un antioxidante liposoluble que mantiene la integridad de las membranas de las células del cristalino y la retina al protegerlas de la peroxidación lipídica. Niveles bajos de esta vitamina se han asociado a un mayor riesgo de formación de cataratas. Se ha relacionado con un efecto protector frente a la degeneración macular.


Betacaroteno (natural):


Es un precursor de la vitamina A, la cual se considera una gran protectora de la función visual ya que es parte integrante de los pigmentos fotosensibles de las células de la retina. Deficiencias de vitamina A se han relacionado conceguera nocturna, sequedad ocular y otros trastornos de la córnea.

Extracto de semilla de uva, Mirtilo y Ginkgo:

Las proantocianidinas de las semillas de uva han mostrado aplicación clínica en las cataratas y en la disminución de la agudeza visual. También algunos estudios experimentales describen la acción protectora de las procianidinas oligoméricas sobre el estroma corneal al mantener la composición de las fibras de colágeno y participar en la biosíntesis de las mismas. El mirtilo, fruto ampliamnete estudiado en oftalmología, presenta un elevado contenido antocianidinas, fitoactivos con una alta afinidad por el epitelio pigmentado de la retina. Mejora el aporte sanguíneo y la oxigenación del ojo y captan radicales libres que pueden desorganizar las fibras de la retina y del cristalino. Diversos estudios han confirmado su actividad sobre la agudeza visual nocturna acelerando la acomodación a la oscuridad. También refuerzan las fibras del tejido retiniano mejorando la microcirculación y disminuyendo la presión ocular por lo que ha sido descrito su uso en el tratamiento del glaucoma. Se han elaborado distintos estudios para evaluar los posibles beneficios del Ginkgo en el glaucoma, degeneración macular y cataratas. En pacientes con glaucoma incrementó el flujo sanguíneo de la arteria oftálmica. Demostró una marcada acción antioxidante y retrasó la progresión de la opacificación del critalino.

Vitamina B1, B2, B3, B6 y C:

La B1, B2 y la B3 ejercen un efecto protector frente a las cataratas. Además la B2 influye en la regeneración del glutatión por lo que contribuye al efecto antioxidante en el tejido ocular. La B3 posee un efecto vasodilatador lo que favorece el flujo sanguíneo coroidal. La B6 participa en el metabolismo del aminoácido metionina. Un déficit de vitamina B6, además de reducirla síntesis de glutatión, puede alterar dicho metabolismo pudiendo provocar ciertos trastornos oculares como glaucoma secundario. Pacientes con cataratas presentan unos niveles disminuidos de vitamina C en el cristalino. Puede ayudar a prevenir la formación de cataratas al mantener los niveles de glutatión y en pacientes con glaucoma disminuye la presión intraocular. En un estudio a gran escala se incoroporó junto con otros antioxidantes y se observó una reducción de la progresión de la DMAE en un 25%

Glutatión reducido:

El cristalino dispone de elevadas concentraciones para proteger el tejido ocular del estrés oxidativo y tiene un papel preventivo en la formación de cataratas y en la DMAE.

Zinc citrato, Seleniometionina y Cobre gluconato:

Son cofactores de algunos de los sistemas de defensa antioxidante del tejido ocular. Se ha comprobado que existe una disminución de la actividad de estos sistemas en el cristalino cataroso debido a la depleción de estos minerales. Los niveles de zinc son elevados en las células pigmentadas de la retina y fotorreceptores. El selenio se requiere para la actividad de la glutatión peroxidasa.

Ácido Alfa-lipoico:

Además de contribuir a aumentar los niveles de glutatión, numerosos estudios lo han valorado por sus beneficios en la retinopatía diabética, una complicación asociada a la diabetes, producida por una alteración microvascular de la retina.


Información cedida por "Sura Vitasan"

Este artículo tiene un carácter meramente informativo. Si tiene cualquier duda, es preferible consultar con su terapeuta, médico u otro profesional de la salud.

jueves, 5 de junio de 2014

Ajo negro natural

Etimología:


Su nombre botánico es Allium Sativum
Allium: término de origen celta que significa "quemar", en referencia al fuerte olor acre de la planta.
Sativum: término de origen latino que signifca "cultivado"

Es una planta conocida desde la antigüedad, se cultiva desde hace más de 7.000 años y no se conoce en estado silvestre.
Pertenece a la familia de las liliáceas, de la que también forman parte la cebolla, el puerro y el espárrago.

Composición química:


- Sulfóxidos (2,3%). Los componentes azufrados mayoritarios son derivados de la alquilcisteína como las aliínas (alilaliína, propenilaliína y metilaliína). Cuando el bulbo es triturado o partido la aliína (inodora) hidrolizada por la aliínasa produce alicina (responsable del olor característico del ajo), que se transforma rápidamente en disulfuro de alilo.

- Aceite esencial (0,1-0,36%), formado por terpenos como citral, geraniol, linalol y alfa y beta-felandreno.

-Glúcidos (33,06%), básicamente son polisacáridos homogéneos como las fructosanas (hasta un 75%).

- Proteínas (6,36%), presenta importantes cantidades de aminoácidos libres (1,2%), sobre todo arginina, metionina, treonina, ácido glutámico y asparagina. Además aparecen gamma-glutamil-cisteinil-péptidos, que no son afectados por la aliinasa pero que tras su almacenamiento forman tiosulfinatos por la gamma-glutamil-transpeptidasa.

- Saponinas triterpénicas (0,07%)

- Sales minerales (2%): hierro, sílice, azufre y yodo.

- Pequeñas cantidades de vitaminas (A, B1, B2, B3, C)

En general las características del ajo dependen de la riqueza del suelo donde crece.


Precauciones:


Debido a su efecto antiagregante plaquetario se aconseja utilizar con precaución en caso de hemorragias activas, pre y postoperatorios, trombocitopenia, tratamiento con anticoagulantes tipo warfarina o con hemostáticos (especialmente las formas extractivas concentradas).

No se han descrito efectos adversos en el embarazo y la lactancia, pero tradicionalmente se recomienda reducir su consumo durante la lactancia ya que puede darle sabor a la leche materna.

Se debe tomar el ajo después de las comidas para reducir las posible reacciones adversas gastrointestinales (pirosis, náuseas, vómitos o diarrea) y reducir el olor característico del aliento y del sudor.

Hipersensibilidad al ajo.


Posología:


La dosis recomendada por la ESCOP, la OMS y la Comisión E oscila entre 1 y 3 dientes de ajo al día, lo que equivale a 2-4 gramos de polvo de ajo ó 2-4 mililitros de tintura.
Se aconseja prescribir tratamientos por períodos largos de tiempo.


Ajo morado de Las Pedroñeras

Las Pedroñeras, provincia de Cuenca, se encuentra a 704 m de altitud y debe su nombre a su fundación sobre piedras. Es uno de los mayores productores de ajo de la Unión Europea, dedicándose a este cultivo desde tiempos remotos
Las peculiaridades del ajo morado de Las Pedroñeras son debidas a que presenta cualitativa y cuantitativamente una mayor proporción de compuestos organosulfurados, de bajo peso molecular, muy volátiles y de gran reactividad, ricos en azufre, yodo y sílice, con una interesante actividad farmacológica y, en especial, de alicina, principal responsable del olor y sabor del ajo. Por ello tiene un fuerte olor y un gusto picante y estimulante.
Además en su composición química se observa una mayor proporción de aminoácidos.


Ajo negro Eglé

El ajo negro Eglé es el tradicional ajo morado de Las Pedroñeras que se ha sometido a un lento proceso de fermentación natural, sin el uso ni aplicación de conservantes u otros aditivos químicos, controlando las condiciones de humedad y temperatura. Durante este proceso, no sólo cambia el color, el olor, el sabor y la textura del ajo, sino que se obtiene un producto con mayor concentración de nutrientes que lo convierten en un superalimento.

Su sabor es único, extremadamente agradable y nos proporciona unas sensaciones diferentes: dulce y con ligeros toques balsámicos que recuerdan al regaliz. El sabor del ajo negro Eglé se ha relacionado con el quinto sabor: "umami", palabra elegida por el profesor Kikunae Ikeda para designar el "sabor agradable, sabroso". Tiene una textura masticable, suave, casi untable, como la de ajo asado y sus consistencia es gelatinosa y en boca tiene consistencia similar a la de las frutas parcialmente deshidratadas.

Se puede comer crudo o cocinado de la misma manera que el ajo fresco, pero sin los inconvenientes del sabor y olor de éste. Se puede consumir en cualquier momento del día, sólo o como ingrediente de las recetas que lo requieran. En la cocina actual tiene un alto reconocimiento por parte de los grandes chefs y ocupa un lugar privilegiado entre los nuevos productos de la cocina creativa.

Además de sus cualidades culinarias, el ajo negro destaca por sus beneficios nutricionales. El ajo negro tiene una actividad antioxidante 5 veces mayor que la del ajo en su estado fresco, y el contenido en polifenoles es de 5 a 7 veces superior (Sato, 2006; Kim, 2012). 
Durante el proceso de fermentación, los compuestos picantes del ajo se convierten de forma natural en compuestos fenólicos con propiedades beneficiosas para la salud. Entre ellos la S-alil-cisteína (SAC) o la S-alil-mercaptocisteína (Corso-Martinez, 2007), de conocidos efectos protectores sobre la inflamación, enfermedad cardiovascular o cáncer (Kim, 2012), o la presencia de compuestos tetra-hidro-carbonilos, con actividad antiinflamatoria y antitrombótica (Sato, 2006).

Como superalimento es estados carenciales, convalecencia y enfermedad, o simplemente para estar activos, se recomienda consumir de uno a tres dientes de ajo negro Eglé diarios, a ser posible evitando tomarlos en al cena u horarios de sueño por su poder energizante.

El ajo negro Eglé es sumamente recomendable porque como su propio nombre indica es ajo, y como tal tiene todas la propiedades de ese producto, pero además se ha conseguido mejorar sus inconvenientes digestivos y aumentar su poder antioxidante y protector contra la actuación de los radicales libres. Es pues recomendable en multitud de enfermedades y especialmente en la prevención del envejecimiento senescente y las enfermedades crónicas.


La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.


Información cedida por Phytovit

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