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jueves, 28 de septiembre de 2017

Fitoterapia: entre la tradición y la ciencia, la experiencia y la investigación.

Las plantas han sido las primeras medicinas del Hombre. A lo largo de la Historia, pueblos de todo el mundo han utilizado las plantas medicinales para mejorar la salud, y éstas han sido fundamentales para el arte de la curación.


La historia de la terapia herbal

En todas las culturas a lo largo y ancho del globo terráqueo, un proceso constante de búsqueda, de ensayo y de verificación relacionado con las plantas dio lugar al desarrollo de una ciencia empírica. Hoy, muchas de ellas tienen un lugar destacado en la medicina científica y se utilizan para tratar una amplia gama de enfermedades.

La naturaleza es nuestra farmacia

El reconocido naturópata y herborista suizo Alfred Vogel (1902-1996) destacó con frecuencia que la naturaleza proporciona una vasta y profunda gama de remedios herbales. Esto es incuestionable, aunque también hay que recordar que, en lo que se refiere a su uso, pueden darse errores y aberraciones imposibles de controlar cuando su empleo es popular.
A. Vogel
Esto también sucede porque la naturaleza nos proporciona de todo: remedios útiles pero también placebos inútiles, estupefacientes y toxina peligrosas, con lo que el hecho de que la planta implique serios riesgos o bien la curación a menudo depende de cómo ésta se utiliza o de la dosis que se emplea en cada caso.

Incluso hoy en día, todavía existe un concepto erróneo generalizado de que un remedio herbal es esencialmente inofensivo. También es evidente que, a lo largo de la historia de la medicina herbal, se han cometido mucho errores. Actualmente, sin embargo, podemos asumir que cualquier planta que se utiliza de una manera consolidad ha demostrado su eficacia. 
Un farmacéutico alemán recomendó en una ocasión la aplicación de una regla atribuida a Abraham Lincoln para evaluar los medicamentos a base de plantas. El presidente americano sostenía que: "puedes engañar a toda la gente parte del tiempo, y a algunas personas todo el tiempo, pero no puedes engañar a toda la gente todo el tiempo".
Aplicada a la fitoterapia, ello significaría que una planta que ha sido utilizada por muchas personas durante mucho tiempo con buenos resultados ya no tiene más necesidad de probar su eficacia.

Fluidos corporales y signos

En la antigüedad, el cuidado "médico" implicaba principalmente el uso de plantas como medicinas.
Los precursores de la medicina moderna fueron también los padres de la fitoterapia moderna: desde  Hipócrates (400 aC), Dioscórides (50dC), Plinio el Viejo (70 dC), Galeno (siglo II) y Alberto Magno (siglo XIII) hasta Paracelso (siglo XVI).

Los cuatro humores
Dentro de la filosofia natural griega, trasladando al cuerpo humano la doctrina de los cuatro elementos -fuego, agua, tierra y aire- se desarrolló la doctrina de los cuatro humores (fluidos corporales), que definieron la medicina occidental hasta bien entrada la era moderna.

Esta doctrina también colocó a las plantas en relación con los cuatro fluidos corporales: bilis negra, bilis amarilla, sangre y flema.

Esta teoría médica contrastaba con la visión cristiana de que Dios proveía una cura para cada enfermedad en el cosmos que había creado. El concepto de una medicina herbal enviada por Dios al desarrollo de la "doctrina de las signaturas", en el cual Paracelso en particular jugó un papel significativo. El efecto curativo de las plantas se dedujo de su sabor, forma, color y otras características. En otras palabras, los herboristas tenían que descifrar los signos dedos por el creador.

Esto llevó, por ejemplo, a que la celandina (Chelidonium majus L.) se usara como un remedio para la vesícula biliar y el hígado debido a su savia amarilla; las orquídeas se usaran como un afrodisíaco porque sus tubérculos se asemejan a los testículos masculinos; y las nueces se emplearan para las enfermedades mentales porque su aspecto se asemeja a la superficie del cerebro.
Desde el barroco, se intentó investigar la composición de las plantas. Sin embargo, como las técnicas de investigación utilizadas fueron principalmente la quema de las mismas, no se lograron muchos resultados.

Monasterios y libros de hierbas

Tras la caída del Imperio Romano, la tradición de la medicina herbal se trasladó a los monasterios. Se copiaron los escritos de los curanderos famosos de épocas anteriores y muchos monasterios establecieron y mantuvieron jardines de plantas medicinales, lo que llevó a la adquisición de nuevos conocimientos médicos y botánicos. Por ejemplo, Walhfrid Strabo, abad de Reichenau, escribió poemas didácticos sobre plantas medicinales en el siglo IX y la abadesa Hildegard von Bingen (1098-1179) escribió dos libros en latín que desempeñaron un papel importante en la difusión de la medicina herbal.

Carl von Linné
El auge de los libros sobre plantas medicinales comenzó en el siglo XV, con dibujos cada vez más detallados y descripciones de "plantas médico-farmacéuticas". Los libros ilustrados sobre hierbas escritas por los botánicos Otto Brunfels, Hieronymus Bock, Leonhard Fuchs y Theodorus Tabernaemontacus (del siglo XVI), todos ellos también médicos, ahora son considerados tesoros.

En el mundo anglosajón, las obras botánicas de William Turner (siglo XVI), John Ray (siglo XVII) y Nicolas Culpeper (siglo XVIII) desempeñaron un papel importante. Los botánicos y médicos flamencos Rembert Dodoens, Matthias de L´Obel y Charles de L´Ecluse (Carolus Clusius) también escribieron obras importantes. Los tres trabajaron en muchos países de Europa; L´Ecluse elaboró obras sobre la flora de España, Austria, Portugal y Hungría.
Durante este período, hubo muchos intentos para desarrollar una clasificación sistemática de las plantas. Sin embargo, esto no se logró hasta 1735, cuando el médico sueco e investigador de la naturaleza Carl von Linné puso fin al caos que rodeaba las descripciones de las plantas con la introducción de principios básicos para una nomenclatura botánica.

Sin embargo, las reglas internacionales y la nomenclatura de la descripción botánica no se introdujeron hasta finales del siglo XIX. Hoy en día, se utilizan los tests genéticos para aportar conocimientos adicionales para la determinación de las especies.


Medicina herbal "moderna"

Algunos médicos y científicos especializados en plantas afirman que nada ha dañado tanto a la aceptación de la fitoterapia (medicina herbal moderna o científica) como la repetición de indicaciones oscuras que emanan de la era de la medicina herbal medieval.
Hace más de 60 años, el profesor Rudolf Fritz Weiss (1895-1991), fundador de la medicina herbal científica, editor de la famosa revista de fitoterapia Zeitshrift für Phytotherapie y autor de la influyente obra Lehrbuch der Phytotherapie ("Medicina Herbal"), publicada en inglés, danés y japonés, declaró: "Debemos demostrar que la medicina herbal no se queda detrás de otras áreas de la medicina en términos de rigor científico y utilidad práctica".

Todo comenzó con el auge de la química orgánica. El primer principio activo que se aisló de una planta fue la morfina del opio, en 1805. A partir de entonces, se aislaron en una rápida sucesión otras muchas sustancias, conocidas como fitofármacos.

Strychnos nux vomica
La estrictina de la tóxica nuez vómica (Strychnos nux vomica) y la cafeína del grano de café (Coffea) en 1819; la quinina de la quina roja (Cinchona pubescens) en 1820; la codeína del opio en 1832; la digitoxina de la dedalera (Digitalis purpurea); la estrofantina de las semillas del estrofanto (Strophanthus gratus) o la atropina de la belladona (Atropa belladonna) marcaron los primeros hitos en el descubrimiento y aislamiento de los componentes vegetales. 
De forma gradual, se aislaron otros muchos principios, se explicaron sus estructuras y se demostraron científicamente la estructura química de las sustancias naturales, comenzó su fabricación sintética dentro de un laboratorio, lo que conocemos como medicina farmacéutica o química. 

En consecuencia, en muchos casos, la planta ya no se necesitaría más: un medicamento que contenía todo el espectro de sustancias activas que se encuentran en una planta o parte de una planta, ha sido reemplazado por un medicamento que contiene un solo tipo de molécula o sustancia farmacológicamente activa.
Así, con la llegada de los medicamentos de síntesis, las plantas medicinales tradicionales fueron relegados a un segundo plano y no se siguió trabajando con ellas. Las personas preferían la definición química exacta de las medicinas sintéticas y el hecho de que los efectos se pudieran medir de inmediato y claramente en experimentos, y estaban entusiasmados de poder reproducir los resultados en cualquier momento.

Aunque este enfoque fue unilateral, en realidad dio un impulso significativo a la fitoterapia en su conjunto, porque de esta manera volvió a forma parte de la investigación científica.


(Demasiadas) plantas abandonadas

Aislar los principios activos de una planta para formar un medicamento es, en gran medida, sólo adecuado para plantas medicinales altamente eficaces (medicamentos herbales de alta potencia) en las que uno o solamente unos pocos compuestos vegetales producen el efecto.
Estos medicamentos herbales de alta potencia tienen efectos secundarios, y algunos son extremadamente tóxicos. Un ejemplo es la dedalera (también conocida como digital): es indudablemente más sensato tratar las arritmias cardíacas con compuestos digitálicos aislados, que se pueden dosificar con precisión, en lugar de hacerlo con un té hecho de la planta. 
El frágil equilibrio entre una curación y una intoxicación sería demasiado arriesgado.

La desventaja de este enfoque reside en que, para muchas plantas medicinales tradicionales y de uso bien establecido, no fue posible aislar un compuesto activo individual que pudiera explicar la acción de la planta.
Dedalera
Esto es particularmente cierto para muchas plantas que exhiben efectos suaves o moderados que contienen una compleja mezcla de compuestos vegetales.

Para estas plantas, la ciencia ha podido demostrar que, en su totalidad, la planta funciona. Pero esta actividad no se observa cuando se estudian los compuestos individuales. Parece lógico sugerir que el poder terapéutico proviene entonces de la interacción de los muchos compuestos presentes, más que de un compuesto único. Este es el caso de muchas de las plantas medicinales que usamos hoy en día. En ellas sería totalemente erróneo equiparar los efectos "suaves y moderados" con una no eficacia; por el contrario, ocurre que aunque la planta medicinal no puede producir un efecto intensivo inmediato (como en el caso de una inyección de digitalina), puede ser tomada durante un largo período de tiempo sin causar ningún daño.


Un método que se mantiene dentro de lo convencional

Las plantas se pueden utilizar para tratar una amplia variedad de trastornos de salud, tanto agudos como crónicos. El espectro abarca enfermedades del corazón, trastornos de la piel, problemas de riñón y vejiga, reumatismo y otros trastornos de las articulaciones, síntomas de la menopausia, enfermedades metabólicas, dolor, depresión, problemas circulatorios, resfriado común y gripe, hiperplasia benigna de próstata, problemas gastrointestinales, problemas de sueño, estrés...

Aunque los preparados de plantas medicinales o fitofármacos (denominados en terminología internacional como HMPs o Herbal Medicinal Products) juegan un papel subordinado en el tratamiento médico de pacientes en mucho países, en los últimos años se ha hecho evidente un cambio de pensamiento a nivel mundial. Actualmente y se reconoce que la medicina herbal moderna, o fitoterapia, tiene su solidez y que las medicinas sintéticas y las preparaciones de plantas medicinales pueden y deben complementarse.


El secreto reside en la diversidad natural

Una sustancia activa pura consiste en una sola molécula química (o compuesto), que no se puede purificar más usando métodos físicos. Estos tienen características físicas, efectos farmacológicos y efectos secundarios precisos y conocidos.
Sin embargo, una planta contiene cientos, incluso miles, de compuestos químicos que actúan de manera sinérgica.

Passiflora incarnata
Muchos métodos de prueba convencionales no son capaces de hacer frente a la complejidad de los extractos vegetales y, como consecuencia, puede ser extremadamente dificil confirmar el uso empírico y tracional de una hierba. 
Por ejemplo, el "secreto" de los efectos tranquilizantes de la valeriana (Valeriana officinalis) o de la pasiflora (Passiflora incarnata) aún no se han podido descifrar completamente, a pesar de una historia de uso bien establecido.

Aislar y probar los compuestos individuales de la planta solamente cuenta una parte de la historia. Esto se debe a que los otros compuestos presentes, aunque aparentemente sin importancia, influyen en el tipo, en la duración y en el ritmo del efecto de la planta.

Según el profesor Reinhard Saller, primer director del Instituto de Naturopatía en una universidad suiza (Zurich), "además de los componentes altamente eficaces, las sustancias activas secundarias y la fibra contribuyen al efecto beneficioso y a la tolerabilidad de los fármacos a base de plantas". 


Dependiente de los caprichos de la naturaleza

Como hemos visto, las plantas medicinales contienen una mezcla de muchos compuestos vegetales. La situación se hace aún más compleja porque esta mezcla de sustancias activas no es constante para ninguna planta mientras crece.
La calidad de cada planta depende del suele en el que crece, el clima y la época de la cosecha. Todos estos factores pueden afectar los niveles de los grupos de compuestos vegetales.

Para aumentar la complejidad del asunto, incluso una planta individual puede exhibir un espectro de principios activos ligeramente diferente, comparada con una planta vecina que crece en el mismo campo y bajo las mismas condiciones.



Ingrid Zehnder-Rawer
Información facilitada por A.Vogel


La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.


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