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jueves, 1 de febrero de 2018

Picea abies, el abeto


La pícea es un árbol de la familia de las pináceas, de hojas perennes y de gran talla, que puede superar los 60 metros de altura. Popularmente, la mayoría de las especies de la familia de las pináceas se conocen con el nombre de "pino".

La pícea crece desde Europa Central hasta el Gran Norte, a una amplitud superior a los 900 metros. Algunos ejemplares pueden llegar a vivir hasta 600 años; por ello no es de extrañar que la floración no tenga lugar hasta pasados los treinta años. De sus yemas y sus brotes tiernos se obtiene una resina y una esencia ricas en limoleno y pineno, muy beneficiosas para la salud.

Es una especie sensible a la polución, a las lluvias ácidas y a los suelos áridos. De hecho, algunos de sus componentes, como la piceina y el piceol, están considerados sustancias indicativas del estrés del árbol, ya que su producción aumenta si se somete a situaciones ambientales desfavorables.



Un poco de historia:


El abeto ha sido un árbol que ha a acompañado al hombre a lo largo de la historia. Los celtas lo apreciaban mucho e incluso lo consideraban como el árbol de la génesis de la luz, pues el abeto blanco estaba consagrado al solsticio de invierno ya que a partir del 21 de diciembre los días se alargaban y había más horas de luz. En la Edad Media se empezaron a distinguir claramente los diferentes tipos de Picea: Pinus y Larix. Más tarde, en el siglo XV, el reconocido botánico alemán Adam Lonitzer escribía que "las hojas de los pinos hervidas alivian la inflamación de las plagas y también el mal de dientes; para los hepáticos, se le añade un poco de miel. La resina cocida con miel es buena para los constipados, dolores de garganta llamados anginas, así como todas las lesiones externas del cuerpo".

Uso y propiedades:


El abeto es extraordinario para las vías respiratorias y para reducir la irritación de garganta, motivo por el cual se utiliza como componente de los jarabes para los catarros. De hecho, la Comisión E aprueba las indicaciones del aceite y los brotes de abeto para las afecciones de las vías respiratorias altas y bajas.


Los brotes de este árbol tienen gran cantidad de resina. Sus esencias principales son el alfa-pineno y el limoneno. El alfa-pineno es un broncodilatador de gran biodisponibilidad, con un alto grado de absorción pulmonar, además de ser un antiinflamatorio natural y un antibiótico de amplio espectro. El limoneno, por su parte, es la sustancia que da su olor característico a las naranjas y los limones. La combinación de ambos permite que el jarabe procedente de las yemas de abeto posea una acción balsámica y antitusígena que alivia la irritación de la garganta y la reconforta, contribuyendo al alivio de la tos seca e irritativa; una acción expectorante, reduciendo el exceso de mucosidad y ayudando a su expulsión; y una acción antiséptica, evitando las infecciones recurrentes de garganta favorecidas por los resfriados.


¿Cómo escoger el jarabe más efectivo?:


Los preparados fitoterapéuticos a base de yemas de abeto, en forma de jarabe, pueden resultar una solución natural interesante para aliviar cualquier irritación e inflamación de la garganta. Sin embargo, no todos los preparados son de igual calidad, ya que el proceso al que se someten las yemas y los brotes de abeto para su obtención pueden hacer variar notablemente la composición y por tanto la efectividad de los mismos.

Los jarabes obtenidos a base de yemas y brotes frescos evitan la pérdida de componentes volátiles que fácilmente se eliminan en los procesos de secado, y presentan por tanto mayor variabilidad de compuestos químicos, algunos de los cuales pueden ser los responsables de una mayor eficacia del preparado.

Información facilitada por A. Vogel


La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.


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