Comprar barato, a menudo, nos sale más caro. Y en el caso de la alimentación, el precio que podemos pagar por consumir comida basura puede ser muy elevado.
En cuanto a los zumos de fruta, la diferencia entre un zumo puro y uno proveniente de concentrado y cargado de azúcares es la clave de la cuestión.
Seguramente recordaréis "5 al día", una campaña que quería promover el consumo de cinco piezas de fruta y verdura al día, especialmente en niños y adolescentes.
De hecho, se inició hace varios años cuando se vio que el consumo de productos frescos disminuia mientra crecía el consumo de productos procesados como los lácteos, los precocinados, los productos de bollería, etc..
La campaña caló hondo, sin embargo, ¿cuál fue uno de los recursos más utilizados para padres y madres con hijos a los que no les gustaba la fruta? Los zumos industriales.
Aparentemente tenían un montón de ventajas, cómodos y fáciles de llevar a todas partes, sin necesidad de pelar ninguna pieza de fruta, con envases individuales de un solo uso, con un sabor buenísimo que encantaba a los niños, etc...
Pero, ¿un zumo industrial de verdad es equiparable a una pieza de fruta?
La realidad es que la mayoría no lo son, debido a sus dosis altísimas de azúcar añadido (que se suma a los azúcares naturalmente presentes en la fruta y que ya deberían ser suficientes para ofrecer un sabor agradable y dulce), además de estar hechos a base de concentrado.
Zumos de fruta puros versus zumos de concentrados
Los zumos de fruta concentrados son productos hechos con zumo de concentrado combinado con agua. En este caso, el uso de componentes individuales hace que la composición de los zumos tenga exactamente siempre el mismo sabor, lo que no ocurre con los zumos de fruta puros, en cuyo caso la estandarización del gusto y los sabores no es posible ya que sólo contienen los ingredientes originales de las frutas procesadas. Por eso el proceso de elaboración también es mucho más sencillo.
El hecho de no utilizar concentrados permite preservar la estructura natural del zumo directamente exprimido, así como la mayoría de las vitaminas y de las sustancias más beneficiosas de la fruta.
Por ello, un zumo de estas características sí lo podemos equiparar más fácilmente con una pieza de fruta.
¿Y qué zumo debo comprar?
Evidentemente, la mejor opción, sería hacernos nosotros mismos los zumos en casa, con fruta ecológica y de temporada siempre que sea posible. Pero no siempre lo podemos hacer o no siempre tenemos acceso a determinadas frutas como por ejemplo el arándano azul, la acerola o la granada.
Si decidimos comprarlo, vale la pena apostar por un buen zumo puro y envasado, que sea ecológico, sin azúcares añadidos y en botella de vidrio, ya que el cristal protege el zumo de cualquier agente externo, no altera su sabor, olor ni propiedades y es 100% reciclable.
Rabenhorst es un ejemplo de marca de confianza que sigue procesos artesanales y que ofrece unos zumos 100% naturales, con jugo procedente de la primera presión de la fruta (la mayoría de agricultura ecológica), sin conservantes ni azúcares añadidos.
Información facilitada por Natur Import
La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.
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