Algunos terapeutas afirman que en gran parte la enfermedad es una manifestación de falta de consciencia. Éste es un gran tema de debate en la ciencia, especialmente en las neurociencias, pero lo que he podido comprender es que la consciencia es un fenómeno que requiere de tres aspectos: la memoria, un sistema de comunicación con el exterior o sistema de feedback que, en nuestro caso, son los sentidos y su conexión con el cerebro y, finalmente, requiere un componente de libre albedrio, es decir, que no puede estar programado como lo sería un ordenador.
Las terapias complementarias pueden mejorar aspectos de la consciencia
Cuando se altera alguno de estos aspectos, la salud se ve afectada y disminuye la capacidad de adaptación. Gran parte de las enfermedades surgen al sobrepasarse la capacidad de adaptación del sistema (cuerpo) y, por tanto, su nivel de consciencia.
Incluso una bacteria tiene un porcentaje de consciencia, pero es una consciencia muy limitada. Con la aplicación de muchas terapias buscamos potenciar estos aspectos de la consciencia.
Las células también tien
en consciencia y memoria y podemos dialogar con ellas de muchas maneras. Desde el punto de vista de la fitoterapia, la consciencia adaptativa de las plantas es posible expresarla en un efecto terapeútico al tomarlas como suplementos.
La consciencia se puede entonces transferir y esto se puede comprobar en algunos casos de transplantes de corazón, donde pueden existir cambios de consciencia en los receptores de este órgano, que solo se pueden explicar por la consciencia en los receptores de este órgano, que solo se pueden explicar por la consciencia de la células cardíacas de la persona donante.
Al final todo es información, el Universo es información.
Las terapias complementarias pueden mejorar aspectos de la consciencia. Por ejemplo, existen varias tecnologías de biorresonancia que captan estímulos electromagnéticos emitidos por el cuerpo y luego son enviados al mismo cuerpo. Esto hace que nuestro organismo tenga una mejor idea de lo que le está pasando y que de esta forma busque medidas correctivas de autosanación. Es como cuando te ves en un espejo y sabes que estás despeinado y solo así puedes activar los medios correctivos que, en este caso, sería buscar un cepillo y peinarte.
Las emociones en la salud
El estatus emocional es otro aspecto vital en la salud. La calidad de las emociones está condicionada en gran parte por lo que nos pasa en la vida según el contexto de las creencias, y así catalogamos lo que nos pasa como eventos buenos o malos. Como ejemplo, en algunas culturas se celebra la muerte, pero en la mayoría es un hecho percibido como catastrófico, y eso está condicionado por el código de creencias culturales.
El contexto es el que dicta qué significa algo. Un vaso con agua en un desierto es muy preciado; sin embargo, ese mismo vaso al lado de un lago con agua potable hace que pierda valor.
Sin embargo, para poder saber con certeza absoluta si algo es bueno o malo, deberíamos saber todo lo que está pasando y también tendríamos que tener una visión de futuro, hacia donde se dirige el Universo, y su propósito.
Si existiera una consciencia que tuviera este contexto total, solo así se podría saber con total certeza si algo conviene (es bueno) o no conviene (es malo).
Estamos hablando de la consciencia de Dios, de la de todo el Universo, aunque los seres humanos tenemos la tendencia de ver las cosas desde un punto de vista antropomórfico, en términos humanos, y creo que esta sería una consciencia inconcebible para nosotros.
Y esta creencia sirve en el ámbito terapeútico. Imaginemos que alguien tiene una enfermedad catastrófica, el nivel de sufrimiento emocional va a estar en parte condicionado por sus creencias. Existen dos grandes formas de ver el mundo. Una, en la cual todo es un caos y donde nada tiene sentido, en la que después de la muerte no hay nada; y otra, en la que yo creo intuitivamente, donde hay un propósito, y aunque en el corto plazo no entendamos las conexiones de los hechos, en un contexto total hay un sentido que es positivo o trascendentes.
Los suplementos y el estado de ánimo
En lugares con falta de luz solar, la vitamina D3 a dosis adecuadas puede favorecer estado de ánimo decaído.
En países del norte de Europa se plantea la falta de esta vitamina como una fuente de depresión por la ausencia de luz solar. El magnesio puede ayudar a relajar los músculos y apoyar tratamientos de estados emocionales derivados del estrés.
Las plantas adaptógenas son herramientas que en momentos puntuales nos pueden dar un soporte para mejorar estados de ánimo decaído, es el caso del hipérico o de la ashwagandha.
Dentro del complejo B, la B6 es necesaria para producir serotonina, neurotransmisor relacionado con la alegría y con el sueño reparador.
La valeriana sigue siendo una de las plantas preferidas para modular estados de estrés, sin presentar los efectos secundarios que pueden tener los fármacos. El omega 3 de pescado con sus componentes EPA y DHA también es esencial para que las neuronas funcionen adecuadamente. Pero, en general, además de los suplementos, una verdadera dieta mediterránea nos puede ayudar.
Cada vez nos encontramos con más personas con problemas de falta de energía. Esto tiene como principal explicación el resultado del mundo industrializado con alimentos con baja nutricional, poco contacto con la naturaleza, la polución y el estrés. Para compensarlo podemos apoyarnos con el shilajit, un compuesto utilizado en la medicina ayurvédica que tiene múltiples minerales; el ubiquinol, que ayuda a las células a producir energía y, dentro de las plantas, los adaptógenos, como el ginseng, la rhodiola, etc.
Además de trabajar los aspectos ya nombrados dentro de los que incluiría el ejercicio físico y alguna práctica mente/cuerpo, quisiera invitar a que busquemos propósitos nobles para todo lo que hacemos, especialmente importante para la gente joven, y así podamos dar sentido a las circunstancias que la vida nos está poniendo día a día. Esto favorecerá un estado emocional óptimo.
Dr. Jorge Enrique Angel
Medical Advisor Equisalud.
La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.