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jueves, 26 de diciembre de 2013

Sobre la coenzima Q10 y su forma activa UBIQUINOL

La coenzima Q10 es una sustancia parecida a una vitamina liposoluble, que existe en todas las células del cuerpo. Su función principal es actuar como un componente vital en la producción de energía celular. Su forma reducida, Ubiquinol, es el único antioxidante lipofílico sintetizado endógenamente.

Funciones de la coenzima Q10
La coenzima Q10 cubre dos funciones principales en el organismo:

  • Producción de energía (en las mitocondrias)
  • Antioxidantes (en las membranas celulares

Respecto a la producción de energía, la coenzima Q10, juega un papel esencial en el transporte de electrones en la fosforilación oxidativa y por lo tanto en al producción de ATP mitocondrial, la energía en cada una de nuestras células y por ende en todos los procesos de nuestra vida.
Hay que tener en cuenta que el 96% de toda la energía producida aeróbicamente se debe a la Q10.
La coenzima Q10 actúa como un catalizador que en realidad nunca se utiliza, pero una pequeña cantidad de Q10 se destruye siempre en este proceso altamente reactivo y agresivo.
Esta es la razón por la  que debe haber una ingesta constante de Q10 a través de los alimentos. 
Órganos como el corazón y los músculos, que utilizan una gran cantidad de energía, dependen de un suministro suficiente de Q10, produciendo menos energía y fuerza si hay una carencia de este nutriente.

En cuanto a los antioxidantes, la coenzima Q10 es el antioxidante soluble en grasa más importante en el cuerpo, junto con la vitamina E. Ambos están estructuralmente relacionados entre sí y son parte de las membranas celulares a las que protegen del daño provocado por los radicales libres. La Q10 no debe ser comparada con la multitud de antioxidantes solubles en agua, que se mueven libremente en la sangre sin un efecto específico.
Junto con la vitamina E, la Q10 tiene la tarea de proteger las sensible membranas celulares, lo que le otorga una posición única entre todos los antioxidantes.

Biodisponibilidad de las dos formas de Q10: Ubiquinona y Ubiquinol (QH)
La Q10 es un antioxidante soluble en grasa que, antes de ser absorbido en el cuerpo debe emulsionarse en el medio acuoso de nuestro intestino. Su biodisponibilidad depende de la formulación y de la ingesta. Grasas, aceites y agentes emulsionantes tales como la lecitina aumentan su biodisponibilidad.
Los estudios han demostrado que la forma reducida de Q10 (Ubiquinol) es de 3-10 veces más biodisponible que la Ubiquinona.
Actualmente hay múltiples estudios en curso, incluso con atletas alemanes de alta competición, para confirmar si los atletas en particular pueden beneficiarse de tan altos niveles en plasma de Q10.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Cereales y sus derivados

  Las indicaciones actuales para una alimentación equilibrada preconizan el consumo de cereales como plato básico de cada comida. De ellos, el arroz puede ser el preponderante por su riqueza nutritiva y su sabor más suave, pero siempre alternándolo con los restantes o tomando varios cereales a la vez.

  
 La medicina tradicional de Oriente asimilaba un cereal a cada órgano del cuerpo (Según su concepción de un universo unitario sólo diferenciado en sus fenómenos o seres vivientes, cereal y órgano son una misma cosa). La teoría base de la medicina oriental, que la energía se transforma sucesiva y permanentemente en los cinco elementos básicos de la Naturaleza - madera, fuego, tierra, metal y agua -, asocia estos elementos con los cinco órganos principales del cuerpo humano: respectivamente hígado, corazón, estómago - páncreas, pulmón y riñones. La energía da vida a estos órganos y cada uno de ellos es madre del siguiente por el orden descrito, en un ciclo constante e inmutable. A cada uno de estos órganos le corresponde un cereal como fuente primordial de vida: trigo, maíz, mijo, arroz o avena y azuki o leguminosas en general (Porque en Oriente, las leguminosas eran consideradas como variedad del cereal). En consecuencia, el consumo de cereales es garantía de un funcionamiento fluido y ágil de los órganos, con el correspondiente equilibrio psíquico que se deriva.


  Pero no sólo el lejano Oriente era conocedor del valor de los cereales. Las celebraciones religiosas de la Grecia y Roma clásicas con motivo de la siega de los cereales, además de las virtudes sagradas que les otorgaban los egipcios y persas, sin mencionar a las grandes civilizaciones latinoamericanas, atestiguan el puesto preponderante que ocupaba en aquellas épocas este alimento primordial del hombre.

                                  

               
       Elementos nutritivos en los cereales:


  • Hidratos de carbono: (Del 60 al 75 %) El almidón se transforma en glucosa, la cual es absorbida lentamente por el intestino, por lo que el cuerpo obtiene energía durante largas horas, sin sensación de desmayo. Además, los hidratos de carbono de los cereales se asimilan mejor gracias a la vitamina B que contienen. Ello explica que no engorden, ya que su combustión es casi total.
  • Proteínas: (Del 7 al 12 %) Las proteínas colaboran en la construcción de tejidos, siempre que existan los aminoácidos esenciales. Precisamente los cereales los contienen en medida suficiente para el cuerpo humano.
  • Materias grasas: (Del 2 al 7 %) Los cereales integrales - No los refinados - contienen un buen porcentaje de grasas muy bien equilibradas. Especialmente el germen, que cuenta con un aceite rico en vitamina E y en fosfatos naturales.
  • Sales minerales y oligoelementos: (Del 1 al 4 %). Cada vez se valora más la importancia nutritiva del calcio, fósforo, magnesio, silicio, manganeso, hierro, cobre, flúor, étc. Los cereales integrales nos los aportan en cantidades proporcionadas al cuerpo humano.
  • Vitaminas: El germen nos aporta la provitamina A, las diferentes vitaminas del grupo B y las vitaminas C, D, E, K y PP. Lo importante es obtenerlas a través de alimentos como los cereales, ya que no comportan el riesgo de hipervitaminosis de las vitaminas sintéticas.
  • Enzimas (o diastasas): Son fermentos solubles que permiten modificar determinados cuerpos para transformarlos en sustancias más asimilables. Actúan como catalizadores y aseguran la vida de las células de los tejidos del cuerpo.
                                                      

                                                      Cereales más comunes:
Avena
Arroz
    Mijo
  • Arroz: Es el cereal más equilibrado. Contiene los doce aminoácidos esenciales, vitaminas A, B1, B2, B6 y E. Tiene un elevado porcentaje de glucosa (75%), por lo que resulta muy energético. Indicado para pulmón, intestinos e hígado.
  • Avena: Es el cereal con más calorías y proteínas. Es propio del invierno, ya que estimula la glándula tiroides. Es el que contiene más vitamina B1.
  • Cebada: Cereal refrescante y muy bueno para la higiene intestinal. Recomendable en verano. Rico en vitamina E y nicotinamida, en calcio y hierro.
  • Centeno: Ayuda a depurar la sangre y mantener la elasticidad de los vasos sanguíneos. Recomendable para personas de vida sedentaria. Rico en hierro, ácido fólico (Regenerador de la sangre) y flúor. Es el cereal más rico en sodio, potasio, calcio y yodo.
  • Mijo: Gracias a su alto contenido en ácido silícico es muy beneficioso para la piel, uñas y cabello. Así mismo nutre el cerebro por su riqueza en magnesio y lecitina. Cereal adecuado para el páncreas y bazo. Es sumamente digestivo, y no suele producir flatulencias.
  • Trigo: Proporciona muchas calorías y nutre el cerebro gracias a la fitina que contiene. Adecuado para el hígado.
  • Trigo
    Centeno

                            
  






Trigo sarraceno

Trigo sarraceno: No es propiamente un cereal, aunque se le puede considerar como tal. Destaca por sus propiedades revitalizadoras del organismo. En climas templados, debe tomarse en cantidades reducidas. En épocas de frío es un alimento ideal para mantener el calor del cuerpo. Es un alimento básico en Polonia, Rusia, norte de China, étc., aunque actualmente también se produce en países cálidos como Brasil.







Preparación de los cereales en grano: Tras un lavado bajo el grifo, dejarlos unas pocas horas en remojo y proceder a hervirlos a fuego lento. La cocción dura unos cuarenta y cinco minutos en olla a presión y de una a una hora y media en olla normal. En el caso del mijo y del trigo sarraceno, la cocción se reduce a unos treinta minutos en olla normal, y a quince o veinte minutos en la de presión. Se hierven en la proporción de dos y media a tres veces de agua por una de cereal.

    Se pueden condimentar con gomasio o tekka y acompañarse de verduras de todo tipo. Además de la cocción, existen múltiples formas de preparación como al horno, fritos, en croquetas, bolas de cereal, hervidos con algas Wakame o Kombu o con verduras, étc.




 Información cedida por Mimasa. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.

jueves, 5 de diciembre de 2013

El sésamo y sus derivados

   El sésamo fue una de la primeras plantas oleaginosas que el hombre cultivó ya en tiempos prehistóricos. Y la historia más antigua de Asia, África y Europa nos aporta documentos del uso culinario y terapéutico del sésamo y de su aceite.

   En nuestros tiempos, todavía es de uso común en los pueblos del Lejano y Próximo Oriente, norte de África y Sudamérica. Por desgracia, casi es desconocido en Occidente, aunque las nuevas concepciones dietéticas que abogan por el uso de productos naturales lo preconizan como uno de los alimentos más completos que, dentro de su género, nos ofrece la naturaleza.


   Gracias al elevado contenido en lectina y fósforo, el sésamo es un alimento especifico del sistema nervioso. Una soberbia gama de aminoácidos esenciales (22,7% de proteínas), su riqueza en minerales (5,27%) perfectamente asimilables, además de grasas insaturadas y su bajo porcentaje de hidratos de carbono (6,30%), lo convierten en un reconstituyente energético de primer orden.


   Por ello, el sésamo en grano y sus elaborados específicos (descritos a continuación) deben formar parte de nuestra alimentación diaria, aunque sin necesidad de cantidades abusivas que alterarían el sabio equilibrio nutritivo que debe regir nuestra comida.

Sésamo en grano

   Es la semilla originaria de la que parten los demás preparados. Se utiliza para espolvorear sobre las ensaladas,  los platos de verduras o cereales, o sobre rebanadas de pan.

Gomasio

   Condimento compuesto únicamente de sésamo tostado y sal marina, triturados conjuntamente. La proporción suele ser de 12 partes de sésamo por una de sal, aunque puede variar entre 8 a 1 y 15 a 1, como proporciones extremas corrientes.

   El Gomasio no sólo se beneficia de las cualidades de sus componentes (grasas, proteínas y minerales del sésamo, y oligoelementos de la sal), sino que esta sabia combinación aporta un excelente equilibrio para el organismo. De ahí que se recomiende su uso diario.

   Favorece la secreción de los jugos digestivos, estimula todo el metabolismo, ayuda a fortificar el sistema nervioso, a restablecer el equilibrio alcalino del cuerpo y regenerar el intestino.

   Se toma en pequeñas cantidades espolvoreándolo sobre los platos de cereales o verduras o bien extendiendo una fina capa en una rebanada de pan.

Tahín

   Pasta de granos de sésamo que se emplea como condimento o en la preparación de salsas, patés vegetales, étc. Es conveniente emulsionarlo con un poco de agua para hacerlo más digestivo.

   Mezclando tres partes de Miso con una de Tahín y un poco de agua, se obtiene un delicioso paté que, en una rebanada de pan integral o una galleta de arroz, es un excelente alimento y un gran aporte energético.

Aceite de sésamo


   El aceite de sésamo, prensado en frío, posee el 85% de ácidos grasos insaturados y polinsaturados, además de ácidos grasos libres.


   Este aceite no sólo no origina colesterol, sino que colabora en su eliminación. Además, tiene múltiples aplicaciones para afecciones cutáneas, de cabello, de los oídos y de los ojos, étc.

   Por su pureza, el aceite de sésamo debe ser utilizado en la cocina en proporciones muy inferiores a la usuales de otros aceites, con lo que se aprovecha mejor y significa un ahorro económico importante.


   La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.


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