La infertilidad se define como la incapacidad para concebir un hijo naturalmente o de llevar un embarazo a término después de un año de vida sexual activa en ausencia de métodos anticonceptivos.
Esta condición afecta al 15% de las parejas en edad reproductiva, y en aproximadamente la mitad de los casos la causa de la infertilidad es de origen masculino.
La fertilidad masculina depende de la producción normal de esperma y del desplazamiento del mismo a la vagina. El proceso comienza con el desarrollo de esperma en los testículos, proceso conocido como espermatogénesis. Durante esta fase, los espermatozoides son producidos por un proceso complicado de división celular que ocurre en un período de varios meses.
El desarrollo exitoso del esperma está controlado por el sistema endocrino y depende de la temperatura y de un entorno genético adecuado. Una vez formado, el esperma abandona los testículos y se almacena en el epidídimo, donde se desarrolla por completo. Posteriormente, es empujado a través del vaso deferente y la uretra durante la eyaculación.
Existen mucho problemas que pueden producir infertilidad en el hombre. En el 30 a 40% de los casos, el problema está en los testículos, que son las glándulas que producen espermatozoides y testosterona (la principal hormona sexual masculina). Las infecciones como paperas, tratamientos para el cáncer como radiación o quimioterapia, lesiones o cirugías pueden producir daño en los testículos.
El calor también puede afectar la producción de espermatozoides. Además, puede causar daños si uno o ambos testículos no descienden desde cerca del estómago (donde se encuentran antes del nacimiento) al escroto (la bolsa de piel donde normalmente están los testículos).
Muchos hombres tienen venas dilatadas alrededor de los testículos (trastorno denominado varicocele). Estas venas elevan la temperatura en ellos, pudiendo causar una baja producción de espermatozoides.
Ciertas enfermedades genéticas pueden causar una deficiencia parcial o total en la producción de espermatozoides o hacer que estos no puedan desplazarse o fertilizar los óvulos de la mujer.
En aproximadamente un 10-20% de los casos, el problema radica en una obstrucción de los conductos deferentes, conductos por donde viaja el esperma al pene. Esta obstrucción puede ser causada por cicatrices secundarias a una infección, una vasectomía o fibrosis cística.
En casos menos comunes, la infertilidad es resultado de una deficiencia hormonal. El proceso hormonal se inicia en una parte del cerebro llamada hipotálamo, el cual libera una sustancia conocida como hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH), que estimula a la hipófisis (glándula maestra que se encuentra en la base del cerebro) a secretar otras dos hormonas: la hormona Folículo Estimulante (FSH) y la hormona Luteínizante (LH), que son las mismas en hombres y mujeres.
En la mujer estimulan los ovarios y dan lugar a la ovulación, mientras que en el varón estimulan los testículos para producir testosterona y llevar a cabo la producción de espermatozoides (espermatogénesis)
Las enfermedades que afectan al hipotálamo o a la hipófisis - en la producción, mecanismo de regulación y liberación de esta hormona - resultan en baja producción espermática, o en la no producción (azoospermia) de espermatozoides.
Este fallo gonadal o del testículo por falta de estímulo hormonal es conocido como hipogonadismo hipogonadotrófico.
Entre el 30-40% de los casos de infertilidad en hombres, no es posible determinar la causa. No obstante, estos hombres generalmente presentan anormalidades en los espermatozoides (por ejemplo, espermatozoides morfológicamente anormales, en baja cantidad o de movimiento lento).
Otros problemas también pueden disminuir la fertilidad y producción de espermatozoides. Entre ellos destacan las enfermedades crónicas, un mal estado de salud en general, la obesidad, ciertos medicamentos y el consumo de drogas ilícitas.
Tratamiento higiénico - dietético
El tratamiento de la infertilidad masculina dependerá del problema específico. En los casos severos los tratamientos disponibles suelen ser poco efectivos. Sin embargo, muchas veces hay una combinación de medicamentos, abordajes quirúrgicos y técnicas de reproducción asistida (TRA) que se pueden utilizar para superar muchos de los problemas de fertilidad subyacentes.
En general, los cambios en la alimentación y el estilo de vida, como renunciar al consumo de tabaco, alcohol, y cualquier tipo de drogas y practicar deporte moderado pueden mejorar la fertilidad en hombres que presenten un recuento bajo o una mala calidad de los espermatozoides.
En varones sometidos a situaciones extremas de ansiedad y estrés, la calidad de los espermatozoides se ve seriamente alterada. En las parejas sometidas a técnicas de reproducción asistida, también se puede dar este hecho, siendo muy importante la ayuda psicológica. En este sentido, el uso de complementos alimenticios naturales podría incidir favorablemente sobre algunas de las características espermáticas afectadas.
Vitaminas
- Vitamina A: estimula la producción de las hormonas sexuales masculinas.
- Vitamina B12: actúa en la maduración celular y en la síntesis de ADN. Una deficiencia de vitamina B12 se asocia con un recuento y una motilidad espermática baja; por consiguiente, la vitamina B12 es esencial para una mejor salud de esperma.
- Vitamina B9 (ácido fólico): junto con la vitamina B12, ayuda a mejorar la morfología espermática. Se ha comprobado que las concentraciones de ácido fólico son más altas en el líquido seminal que en el plasma de los hombres. Estudios sugieren que la suplementación con ácido fólico junto con zinc mejora la salud del esperma.
- Vitamina C: es un antioxidante presente en el plasma seminal. Puede ayudar a reducir los fallos cromosomáticos de los espermatozoides y mejorar la calidad del esperma en fumadores.
- Vitamina E: estudios han demostrado que la carencia de esta vitamina provoca esterilidad.
Minerales
- Zinc: es el oligoelemento que influye en mayor medida en la fertilidad masculina. Estudios han demostrado que su ingesta puede estimular la producción y la movilidad de los espermatozoides. Además, aumenta la testosterona plasmática y por tanto la fertilidad.
- Selenio: es un potente antioxidante y estabiliza la integridad de los flagelos del espermatozoide. Una ingesta demasiado baja de selenio en la dieta se asocia con una motilidad espermática baja.
Aminoácidos
Los aminoácidos son los pilares de las proteínas y juegan también un papel de importancia en la maduración de los espermatozoides.
- L-Arginina: la arginina es un aminoácido que está presente en un elevado porcentaje en el fluido seminal. La arginina mejora el recuento y movilidad de los espermatozoides. Además, la arginina mejora el recuento y movilidad de los espermatozoides. Por otra parte, la arginina mejora la vasodilatación en los cuerpos cavernosos del pene, aumentando su capacidad eréctil.
- L-carnitina y acetil L-carnitina: juegan un papel clave en el metabolismo energético de los espermatozoides. Muchos estudios científicos han revelado que ambos aminoácidos juegan un papel importante en la función espermática afectando la motilidad, morfología, concentración y recuento espermáticos. También pueden ayudar a proteger el esperma, reduciendo los efectos de un nivel demasiado elevado de radicales libres.
- Taurina: influye directamente en la motilidad de los espermatozoides.
Ácidos grasos esenciales
- DHA: el ácido graso omega-3 docosahexaenoico (DHA) se encuentra en grandes cantidades dentro de las células donde se produce el esperma. Se piensa que este componente, situado en la cola del esperma, podría proporcionar la elasticidad necesaria para el movimiento normal del mismo. En algunos estudios se ha encontrado una relación entre bajos niveles de DHA e infertilidad.
Plantas medicinales
- Maca (Ledidium meyenii): mejora la función de la próstata, aumentando la cantidad y motilidad de los espermatozoides. Además, es rica en L-Arginina, favoreciendo un efecto vasodilatador. Actúa también como un vigorizante, ayudando a sentirnos menos cansados, potenciando de esta manera el apetito sexual.
- Ginseng asiático (Panax ginseng): también llamado ginseng coreano, es un remedio popular para la infertilidad en la medicina china ya que aumenta los niveles de testosterona, el recuento de espermatozoides y la motilidad espermática.
- Astrágalo (Astragalus membranaceus): mejora el recuento y la motilidad de los espermatozoides.
- Tríbulo (Tribulus terrestris): El tríbulo es una planta que contiene principios activos como saponinas esteroideas y protodioscina. La protodioscina se transforma en DHEA y por ello aumenta la función eréctil, el deseo sexual y los niveles de testosterona en el hombre. El tríbulo aumenta la cantidad, la calidad y la movilidad de los espermatozoides.
- Sabal (Serenoa repens): gracias a sus ácidos grasos y esteroles, beneficia la función reproductiva del hombre y reduce la impotencia estimulando además las hormonas masculinas. También reduce la actividad de la 5-alfa-reductasa, enzima que cataliza la producción de estrógenos y la conversión de testosterona en DHT, evitando así o reduciendo el agrandamiento de la próstata que provoca este desequilibrio de hormonas. Este problema es muy frecuente en hombres a partir de los 45 años, por lo que el sabal es especialmente eficaz para reducir la inflamación y los síntomas asociados como son la necesidad frecuente de orinar, el dolor y la impotencia.
Otros nutrientes
- Coenzima Q10: la coenzima Q10 actúa como antioxidante y potenciador energético, y se piensa que estabiliza la integridad de los flagelos del espermatozoide. Diversos estudios han demostrado una correlación entre los niveles de coenzima Q10 y la salud del esperma.
- Licopeno: el licopeno, carotenoide antioxidante presente en el tomate, favorece la producción de espermatozoides y su movilidad.
Información cedida por Nutrinat
La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario