Buscar este blog

Mostrando entradas con la etiqueta pelo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta pelo. Mostrar todas las entradas

jueves, 6 de julio de 2017

STOP a la caída del cabello


La caída del cabello es uno de los problemas que más preocupa tanto a los hombres como a las mujeres. Su pérdida puede presentar no sólo un problema estético, sino que además puede suponer un serio motivo de alteraciones en la calidad de vida y en la autoestima de las personas que la padecen.

Se considera normal una pérdida diaria entre 80 y 100 pelos, por encima de 125-150 cabellos perdidos al día ya se considera anormal.

Un aspecto muy importante que debemos tener presente respecto a la caída del cabello, es que para que los tratamientos resulten más eficaces deben iniciarse en las fases iniciales de la caída, mientras los folículos pilosos se mantengan activos, aunque mucho mejor es prevenir la caída cuando aún no ha aparecido de forma manifiesta.
Además no debemos olvidar que al ser un problema crónico deberán realizarse tratamientos de manera más o menos continuada.

En los últimos años, nuevas investigaciones han puesto de relieve la importancia y contribución en la caída del cabello, no sólo del conocido factor hormonal y hereditario, sino también de otra serie de factores fisiopatológicos.

Las alteraciones hormonales son uno de los elementos que mayor influencia tiene en la caída del cabello. Los andrógenos y principalmente la dihidrotestosterona (DHT), son las hormonas que atrofian y debilitan el pelo, siendo responsables de su caída en personas genéticamente predispuestas.


El exceso de DHT origina la denominada alopecia androgenética o calvicie común responsable de la caída de pelo en el 50% de los hombres alrededor de los cincuenta años, que llega al 70% en edades más tardías. En las mujeres su prevalencia es sólo del 6% antes de los cincuenta años, pero se incrementa también con la edad.

En cualquier caso, además de los desequilibrios hormonales hay otros factores que afectan a la caída del cabello y que deben ser tenidos muy en cuenta si queremos iniciar un tratamiento que realmente sea efectivo.

  • La microinflamación en los folículos pilosos.
  • La seborrea
  • El estrés, físico y emocional y la ansiedad.
  • Los déficits nutricionales, dado que la salud del pelo depende principalmente del aporte de suficientes nutrientes al folículo piloso.
  • Procesos oxidativos. El cuero cabelludo y los folículos pilosebáceos también pueden sufrir la acción de los radicales libres.


La fitoterapia nos puede ayudar a combatir la caída del cabello. Hay que tener en cuenta todos los factores que provocan la pérdida del pelo para establecer un tratamiento integral y mucho más efectivo.
  • El sabal (Sabal serulata) y el ciruelo africano (Pygeum africanum Hook) son plantas que presentan una acción antiandrogénica. Son bloqueadores naturales de la hormona DHT y, por tanto, son una alternativa segura y efectiva para frenar la caída del cabello e, incluso, contribuir a la repoblación parcial.
  • El escaramujo, en concreto sus frutos, tienen una potente acción antiinflamatoria que ayuda a los folículos a luchar contra la actividad inflamatoria que contribuye a la caída del cabello.
  • Plantas con acción sedante como la pasiflora (Passiflora incarnata L.) nos ayudarán a combatir el estrés y la ansiedad.
  • Para bloquear la acción de los radicales libres, responsables del envejecimiento de los folículos pilosos se aconsejan las semillas de uva y las catequinas del té verde. Ambas tienen efecto antiinflamatorio y su capacidad para reforzar la microcirculación. Eso favorece la llegada al bulbo piloso de los nutrientes necesarios para que crezca el pelo.

Si además suplementamos el tratamiento con vitaminas, minerales y aminoácidos que están involucradas en el metabolismo folicular podemos ayudar a controlar la caída del cabello y aportarle mayor fuerza.

Aunque la caída del cabello es un problema común en hombres y mujeres, sin embargo, presenta aspectos diferentes en unos y otras y, por tanto, el tratamiento también debe ser distinto.
En los hombres, la testosterona es el mayor precursor de la hormona DHT. El mayor problema al que se enfrentan los hombres es que en ese proceso se produce un aumento de la testosterona que provoca un exceso de estrógenos (a través de la enzima aromatasa). Para afrontarlo se aconseja complementar el tratamiento con plantas que presenten una acción antiestrogénica como el epilobio (Epilobium parviflorum Schreber) 

En las mujeres, en cambio, se aconsejan suplementos con isoflavonas porque, a diferencia de los hombres, se produce un descenso importante de los niveles de estrógenos que son los que estimulan el crecimiento del pelo.


LA ALIMENTACIÓN TE AYUDA



Una dieta equilibrada te puede ayudar a fortalecer el cabello y evitar su caída Debes consumir alimentos en los que no falten determinados nutrientes.
  • Vitamina B6, presente en las legumbres, el plátano, el pimiento o la patata.
  • Vitamina B8, se encuentra en la yema del huevo, la coliflor o los guisantes, y en algunas frutas como uvas, sandías o fresas.
  • Hierro, presente en el marisco, en lentejas y garbanzos, acelgas, espinacas y frutos secos.
  • Zinc, ostras, crustáceos y moluscos son ricos en este material. Las berenjenas, la borraja o los espárragos también lo contiene.
  • Cobre, se encuentra en los guisantes y algunos frutos secos como almendras, nueces y cacahuetes.

CONSEJOS PARA EL CUIDADO DEL CABELLO
  • Procura secarlo con una toalla y a toques suaves.
  • Utiliza peines de cerdas naturales.
  • Mantén las puntas saneadas cortándolas cada 2 o 3 meses.
  • Reduce el uso de gomas y horquillas que debilitan el pelo al aumentar la presión.


Isabel Molinero. Dpto médico de Soria Natural.


La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.


jueves, 22 de octubre de 2015

Cabello. Cómo evitar la caída otoñal.


La naturaleza es rítmica. Climatológicamente lo podemos ver en las estaciones del año. Podríamos decir que hay dos grandes fases biológicas al año. 


Durante la primavera-verano se da una época que favorece el crecimiento y la fertilidad. El otoño-invierno es favorable a procesos de enlentecimiento, e incluso estancamiento, biológicos.

Es precisamente en otoño-invierno cuando esta involución biológica se ve en todos los parques y jardines de nuestros pueblos y ciudades, así como en nuestros montes. Los árboles de hoja caduca, pierden sus hojas debido a la disminución de las horas de sol y luz y la disminución de temperaturas. 


Algo muy parecido es lo que ocurre con nuestro cabello: todo el mundo es consciente de que, estacionalmente el otoño es una época en la que la pérdida de unidades capilares aumenta.

Siempre que se enfoca el tema del origen o la causa dentro de cualquier problema de salud, se tiende a buscar o a identificar una única causa. ¡Nada más lejos de la realidad! Hoy en día cualquier terapeuta tiene más que asumido que el origen de la mayoría de los problemas que aquejan a la población es multifactorial (múltiples factores que confluyen y favorecen la aparición y la evolución del problema en cuestión).

Esto aplicado al tema del cabello indica que las causas a barajar ante una caída de cabello pueden (y suelen) ser variadas. Por un lado tenemos la causa más frecuente que es el aumento de hormonas sexuales masculinas o el aumento de la sensibilidad del folículo piloso a las mismas ("alopecia androgénica"). Por otro lado, y que cada vez vemos con mayor frecuencia, está la caída del cabello secundaria a algún proceso de estrés.
También hay que plantearse que una pérdida de la masa capilar puede ser secundaria a algún déficit de nutrientes esenciales (hierro, vitaminas...). Por otro lado tenemos la constante agresión físico-química a la que está sometido diariamente nuestro tejido capilar (champús químicos, secadores, gominas...). A todo esto hay que sumarle el factor estacional comentado anteriormente.

Pues bien, imaginemos un señor o una señora con condicionante genético marcado hacia unos niveles de hormonas masculinas altos, que soporta un alto nivel de estrés, que no se alimenta correctamente, que usa diariamente champús químicos y gomina o laca, y que además estamos en otoño.
Esta imagen no es tan anormal en nuestros días.

Indudablemente dentro de todos estos factores, hay unos modificables y otros no. Por ejemplo, no podemos modificar nuestra tendencia genética ni la estación del año.
Pero hay una serie de condicionantes sobre los que si puedo actuar. Con respecto al manejo del estrés, yo puedo trabajar con distintas técnicas (psicoterapia, yoga, relajación, meditación...) para que el impacto de la agresión psicoemocional de nuestra "vida moderna" sea lo mínimo posible. También podemos mejorar la calidad de nuestra alimentación por una doble vía: llevando una dieta adecuada y equilibrada que incluya frutas, verduras, frutos secos, semillas, productos germinados... y si todo esto es de origen ecológico, mucho mejor; y suplementándonos con la gran variedad y calidad de productos que nos ofrece el sector de la herbodietética en nuestro país.

Actuar sobre todos estos condicionantes sería una medida realmente deseable, pero puede suponer cambios tan importante en nuestros hábitos de vida de las personas que les resulte imposible mantenerlos a largo plazo. Sin embargo hay aspectos aparentemente insignificantes y muy fáciles de incorporar en nuestro día a día que harían un favor enorme a nuestro cabello. El más sencillo y significativo es cuidar los productos de aseo personal que ponemos en contacto con el mismo.

Hay que hacer un aparte para comentar algo sobre la agresión química que regalamos a nuestro cabello desde por la mañana. Los productos de higiene y belleza capilar que ofrece el mercado habitual tienen una acción irritante y tóxica sobre nuestro cuero cabelludo (en él se encuentra "la raíz" del cabello, que se denomina folículo piloso).

Pues bien, si implementamos en nuestra higiene diaria productos de origen natural y biológico, no sólo eliminamos la agresión química, sino que aportamos una gran cantidad de nutrientes (antioxidantes, vitaminas...) a la misma vez que se obtiene el objetivo de limpieza del cabello.


Encontramos en el mercado de la herbodietética numerosos champús que garantizan este objetivo. Mediante la presencia en su composición de principios activos como la miel de acacia (nutricional), la manteca de karité (reparadora), el aloe vera (suavizante), el árbol del té (purificante), la proteína de trigo (protector), la manzanilla (iluminador), el té verde (antioxidante)... nos ofrecen una gran variedad de productos adecuados para cada tipo de cabello, que nos permite aliviar la carga de factores favorecedores hacia la caída del cabello.


Pero no sólo eso, además podemos reforzar nuestra masa capilar con sustancias naturales realmente revitalizantes y energizantes para nuestros folículos pilosos como puede ser el arándano, que con sus propiedades antisépticas refuerza el cabello (ya que un cabello debilitado es más fácil que sea invadido por cualquier tipo de microorganismo); la lavanda, que con su capacidad de regeneración celular estimula las células del folículo piloso; y el grosello negro, antiinflamatorio que minimiza los impactos proinflamatorios que cada día sufre el pelo.

Como conclusión podríamos decir que una dieta adecuada, bien suplementada, en un contexto de acciones de vida hacia minimizar el estrés, con una serie de productos capilares no químicos, biológicos (champús, suavizantes, productos revitalizantes...) compensarán la tendencia genética y la estacionalidad que favorecen la caída del cabello.

Información cedida por la revista "Vida Natural", autor del artículo:Jesús Chicón

La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.

Translate