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jueves, 5 de mayo de 2016

Papaya, la fruta multiusos

Mejora la digestión, refuerza las defensas contra la gripe, es un potente antioxidante y mantiene el vientre plano..., un prodigio de la naturaleza para mantener la salud que en los últimos años no para de incrementar su popularidad.


Las muchas virtudes de la papaya la han convertido en una gran aliada de nuestra salud: cuida el aparato digestivo, es inmunoestimulante, nos protege de los nocivos radicales libres y nos ayuda a estar delgados.
Además recientemente se ha descubierto que si se toma verde y fermentada sus beneficios se multiplican. En este artículo os desvelamos todos sus secretos.


Un árbol saludable

El árbol productor de la papaya, al que se conoce como papayo o mamón (Carica papaya), es una especie que mide entre 2 y 9 metros de altura. Su tronco es recto, frágil y muy esponjoso, pudiendo alcanzar en la parte más gruesa los 30 centímetros de diámetro. A diferencia de la mayoría de los árboles, el papayo no se ramifica, sino que muestra un tronco recto, y en su parte más alta crece un penacho de hojas palmeadas, muy parecidas a las de la higuera, bajo las cuales nacen y crecen sus frutos.

Otra de las peculiaridades características del papayo es vida reproductiva, ya que existen pies (árboles) que sólo desarrollan flores masculinas o flores femeninas, dando lugar a pies macho o hembra, pero también hay árboles en los cuales crecen al mismo tiempo flores masculinas y femeninas e, incluso, variedades que producen flores hermafroditas. 

Su origen no está muy claro; hay autores que lo ubican en Perú, y otros en Centroamérica. De todos modos, en la actualidad, este árbol crece en zonas tropicales e intertropicales de todo el mundo (América, Asia y África) e, incluso, en algunas zonas europeas.
Del papayo se aprovecha todo. Las semillas de sus frutos poseen principios activos que ayudan a estimular el sistema inmunitario y poseen actividad antiparasitaria. Algunos estudios apuntan a que podrían ejercer cierto efecto anticonceptivo en animales macho.

Los extractos de la raíz tienen actividad diurética y, en algunas medicinas populares, se emplea como anticonceptivo femenino combinado con otras plantas.

En cuanto a las hojas, el tronco y los frutos, son ricos en un látex que, al ser desecado, constituye lo que se denomina la papaína bruta, la cual está formada por una mezcla de enzimas proteolíticas. A pesar de que toda la planta es rica en este látex, lo mejor es extraerlo de los frutos cuando aún son verdes y tienen mayor concentración. 


Un fruto rico y nutritivo

La papaya es un fruto de forma ovalada, muy parecido a la pera, pero de mucho mayor tamaño. Puede pesar de 200 gramos a 8 kilos. Al madurar se vuelve amarilla y al cortarla se asemeja al melón, mostrando unas semillas negras y redondas, y una pulpa rojiza cuya textura recuerda al aguacate, pero con sabor entre melón y melocotón. A nivel nutricional, se trata de un fruto sabroso y poco calórico, especialmente rico en vitamina C, vitaminas del grupo B, carotenoides, glúcidos y sales minerales (potasio), pero sobre todo destaca por su riqueza en enzimas proteolíticas (papaína y quimopapaína, entre otras). 
La papaya se suele consumir en forma de macedonias, batidos, zumos, postres y dulces.

Facilita la digestión

La papaya ayuda a mejorar la digestibilidad de los alimentos ricos en grasas y en hidratos de carbono pero, sobre todo, de los alimentos ricos en proteínas gracias precisamente a su contenido en papaína y quimopapaína, dos enzimas proteolíticas. Estas dos  enzimas propician la fragmentación de las proteínas y facilitan la digestión, al mismo tiempo que ayudan a reducir las fermentaciones intestinales. 
Esta acción resulta especialmente útil para aquellas personas con tendencia a tener digestiones pesadas, sobre todo cuando se exceden con la comida. 
También puede ayudar mucho a quienes padecen afecciones digestivas como gastritis, colitis o estreñimiento. 
Como digestivo, la papaya combina a la perfección con la piña.

Fortalece las defensas 

Para defenderse de gripes y resfriados, nuestro sistema inmunitario utiliza células y moléculas que neutralizan o destruyen las sustancias y organismos extraños que los provocan. La papaya verde fermentada ha mostrado en varios estudios ser una excelente aliada de nuestro sistema inmunológico, porque favorece la activación de células defensivas como los macrófagos, linfocitos, y las células NK (células asesinas o natural killer). Además, potencia la producción de interferones, una moléculas inmunitarias que ayudan a combatir las infecciones.

A este efecto estimulante de nuestras defensas, debemos añadir que la pulpa de la papaya ha mostrado poseer un efecto bacteriostático frente a diversos microorganismos, siendo una ayuda añadida para combatir algunas infecciones.

Es un potente antioxidante

Enfermedades neurodegenerativas, cáncer, envejecimiento, enfermedades autoinmunes...
Se trata de un grupo de dolencias que se ven favorecidas por el estrés oxidativo que todo experimentamos de modo natural, pero que muchas veces aumenta al exponernos a agentes contaminantes como el sol, el estrés o una mala alimentación. 

En los últimos años se han publicado varios estudios en los que se ha observado que la papaya verde es una excelente arma contra los radicales libres, ya que potencia la actividad de la SOD (superóxido dismutasa), una de nuestras enzimas antioxidantes; ayuda a neutralizar uno de los radicales libres más peligrosos para nuestra salud, el radical hidroxilo, y contribuye a prevenir la oxidación de nuestros lípidos ayudando, entre otras cosas, a retrasar el envejecimiento.

Protege la piel

Gracias a su actividad bacteriostática y proteolítica, la papaya puede ser utilizada en forma de cataplasmas para ayudar a cicatrizar quemaduras y heridas. También es bastante extenso su uso en cremas y mascarillas caseras, pues favorece la eliminación de células muertas de nuestro rostro y proporciona una mayor luminosidad.

Mejor verde y fermentada

En los últimos años la papaya verde fermentada no ha parado de incrementar su popularidad. Suele comercializarse en forma de jarabe y es el resultado de fermentar el zumo obtenido de papayas que aún no han madurado, con lo que se consigue mejorar y potenciar las muchas virtudes de esta fruta. 

Al tratarse del zumo de los frutos más verdes, se garantiza una mayor concentración de los principios activos que nos interesan, es decir, sus componentes antioxidantes y sus enzimas proteolíticas (papaína y otras), principios activos que, a medida que la fruta madura, van desapareciendo. 
Además, el proceso de fermentación propicia la aparición de compuestos que ayudan a estimular la actividad del sistema inmune y a vitalizar nuestras defensas antioxidantes, protegiéndonos del estrés oxidativo y de sus consecuencias.


Información cedida por Santiveri
Guadalupe Jiménez


La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.

jueves, 22 de octubre de 2015

Cabello. Cómo evitar la caída otoñal.


La naturaleza es rítmica. Climatológicamente lo podemos ver en las estaciones del año. Podríamos decir que hay dos grandes fases biológicas al año. 


Durante la primavera-verano se da una época que favorece el crecimiento y la fertilidad. El otoño-invierno es favorable a procesos de enlentecimiento, e incluso estancamiento, biológicos.

Es precisamente en otoño-invierno cuando esta involución biológica se ve en todos los parques y jardines de nuestros pueblos y ciudades, así como en nuestros montes. Los árboles de hoja caduca, pierden sus hojas debido a la disminución de las horas de sol y luz y la disminución de temperaturas. 


Algo muy parecido es lo que ocurre con nuestro cabello: todo el mundo es consciente de que, estacionalmente el otoño es una época en la que la pérdida de unidades capilares aumenta.

Siempre que se enfoca el tema del origen o la causa dentro de cualquier problema de salud, se tiende a buscar o a identificar una única causa. ¡Nada más lejos de la realidad! Hoy en día cualquier terapeuta tiene más que asumido que el origen de la mayoría de los problemas que aquejan a la población es multifactorial (múltiples factores que confluyen y favorecen la aparición y la evolución del problema en cuestión).

Esto aplicado al tema del cabello indica que las causas a barajar ante una caída de cabello pueden (y suelen) ser variadas. Por un lado tenemos la causa más frecuente que es el aumento de hormonas sexuales masculinas o el aumento de la sensibilidad del folículo piloso a las mismas ("alopecia androgénica"). Por otro lado, y que cada vez vemos con mayor frecuencia, está la caída del cabello secundaria a algún proceso de estrés.
También hay que plantearse que una pérdida de la masa capilar puede ser secundaria a algún déficit de nutrientes esenciales (hierro, vitaminas...). Por otro lado tenemos la constante agresión físico-química a la que está sometido diariamente nuestro tejido capilar (champús químicos, secadores, gominas...). A todo esto hay que sumarle el factor estacional comentado anteriormente.

Pues bien, imaginemos un señor o una señora con condicionante genético marcado hacia unos niveles de hormonas masculinas altos, que soporta un alto nivel de estrés, que no se alimenta correctamente, que usa diariamente champús químicos y gomina o laca, y que además estamos en otoño.
Esta imagen no es tan anormal en nuestros días.

Indudablemente dentro de todos estos factores, hay unos modificables y otros no. Por ejemplo, no podemos modificar nuestra tendencia genética ni la estación del año.
Pero hay una serie de condicionantes sobre los que si puedo actuar. Con respecto al manejo del estrés, yo puedo trabajar con distintas técnicas (psicoterapia, yoga, relajación, meditación...) para que el impacto de la agresión psicoemocional de nuestra "vida moderna" sea lo mínimo posible. También podemos mejorar la calidad de nuestra alimentación por una doble vía: llevando una dieta adecuada y equilibrada que incluya frutas, verduras, frutos secos, semillas, productos germinados... y si todo esto es de origen ecológico, mucho mejor; y suplementándonos con la gran variedad y calidad de productos que nos ofrece el sector de la herbodietética en nuestro país.

Actuar sobre todos estos condicionantes sería una medida realmente deseable, pero puede suponer cambios tan importante en nuestros hábitos de vida de las personas que les resulte imposible mantenerlos a largo plazo. Sin embargo hay aspectos aparentemente insignificantes y muy fáciles de incorporar en nuestro día a día que harían un favor enorme a nuestro cabello. El más sencillo y significativo es cuidar los productos de aseo personal que ponemos en contacto con el mismo.

Hay que hacer un aparte para comentar algo sobre la agresión química que regalamos a nuestro cabello desde por la mañana. Los productos de higiene y belleza capilar que ofrece el mercado habitual tienen una acción irritante y tóxica sobre nuestro cuero cabelludo (en él se encuentra "la raíz" del cabello, que se denomina folículo piloso).

Pues bien, si implementamos en nuestra higiene diaria productos de origen natural y biológico, no sólo eliminamos la agresión química, sino que aportamos una gran cantidad de nutrientes (antioxidantes, vitaminas...) a la misma vez que se obtiene el objetivo de limpieza del cabello.


Encontramos en el mercado de la herbodietética numerosos champús que garantizan este objetivo. Mediante la presencia en su composición de principios activos como la miel de acacia (nutricional), la manteca de karité (reparadora), el aloe vera (suavizante), el árbol del té (purificante), la proteína de trigo (protector), la manzanilla (iluminador), el té verde (antioxidante)... nos ofrecen una gran variedad de productos adecuados para cada tipo de cabello, que nos permite aliviar la carga de factores favorecedores hacia la caída del cabello.


Pero no sólo eso, además podemos reforzar nuestra masa capilar con sustancias naturales realmente revitalizantes y energizantes para nuestros folículos pilosos como puede ser el arándano, que con sus propiedades antisépticas refuerza el cabello (ya que un cabello debilitado es más fácil que sea invadido por cualquier tipo de microorganismo); la lavanda, que con su capacidad de regeneración celular estimula las células del folículo piloso; y el grosello negro, antiinflamatorio que minimiza los impactos proinflamatorios que cada día sufre el pelo.

Como conclusión podríamos decir que una dieta adecuada, bien suplementada, en un contexto de acciones de vida hacia minimizar el estrés, con una serie de productos capilares no químicos, biológicos (champús, suavizantes, productos revitalizantes...) compensarán la tendencia genética y la estacionalidad que favorecen la caída del cabello.

Información cedida por la revista "Vida Natural", autor del artículo:Jesús Chicón

La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.

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