¿Qué pueden aportarnos?
El embarazo es una etapa
muy especial en la vida de la mujer, se
trata de nueve meses de cambios y emociones que se viven de manera
diferente por parte de cada futura mamá y en la que cualquier ayuda
merece ser bienvenida. Los cambios a los que nos referimos no son
patológicos, sin embargo pueden llegar a resultar molestos y
repercutir negativamente en su día a día, incluso en los que la
rodean, y no deben ser minusvalorados por el mero hecho de ser
considerados “normales”.
Debemos de ser
conscientes de que la formación de una nueva vida da lugar al
surgimiento de multitud de procesos fisiológicos y hormonales, de
los que se derivan variaciones de los requerimientos nutricionales
que no siempre son sencillos de cubrir con nuestra alimentación
habitual. El incremento de la ingesta de nutrientes beneficiará como
veremos tanto a la mamá como al desarrollo del bebé.
Es por todo esto que nos
hemos animado a escribir este artículo en el que os explicamos
algunos de los suplementos que pueden ayudaros en esta etapa, para
así disfrutarla con la máxima seguridad y confort posible.
Comenzaremos por uno de
los más conocidos: la vitamina B9 o ácido fólico, que
previene los defectos del tubo neural, estos pueden desembocar en una
espina bífida o en trastornos del desarrollo cerebral. Se desconoce
el papel exacto del ácido fólico en la prevención de estas
malformaciones pero sí se sabe que tiene funciones muy destacadas en
el desarrollo del ADN, por lo que cabe suponer que de ahí parte de
sus beneficios. Estos defectos suceden usualmente durante el primer
mes del embarazo, por lo que si estás planeando quedarte embarazada
es conveniente que comiences a suplementarlo cuanto antes. Eso no
resta para que además trates de incrementarlo en tu alimentación,
para ello aumenta el consumo de vegetales de hoja verde en los que se
encuentra muy presente, como por ejemplo el brócoli o las espinacas.
Hierro: La anemia
ferropénica o déficit de hierro es la carencia más habitual
durante el embarazo, especialmente durante el último trimestre. La
deficiencia de hierro se asocia con trastornos del desarrollo
cognitivo y físico del bebé, pero también con el aumento de partos
prematuros. Respecto a la futura mamá la anemia irá acompañada de
cansancio psíquico y físico, además de posibles cefaleas y
vértigos entre otros síntomas.
Los complementos de
hierro se asimilan mejor alejados de comida o acompañados de
alimentos ricos en vitamina C como son el kiwi, las fresas,el
brócoli, la naranja… En cuanto a las principales fuentesdietéticas
de hierro destacaremos las carnes rojas, las anchoas, los berberechos
y los mejillones. Si bien su presencia es elevada en otros alimentos
de origen vegetal, su baja disponibilidad en la mayoría de ellos no
los hace tan aconsejables.
Yodo: Hace años
que el yodo se suplementa de manera general en las embarazadas, lo
que es una muestra de su importancia en este periodo. Este mineral
participa en el desarrollo neurológico del bebé y su escasez se
asocia con retraso mental y otros trastornos del desarrollo. Se ha
visto también que se relaciona con una mayor incidencia de abortos.
Por todo ello resulta determinante su suplementación, así como el
uso de sal marina sin refinar y el consumo frecuente de animales de
origen marino como pescados y moluscos, ricos en yodo.
Calcio: En el
pasado era frecuente la expresión de “un embarazo un diente”, y
tenían toda la razón. La dentadura es un reservorio de calcio como
lo es nuestro esqueleto, y si durante el embarazo y la lactancia este
no se encuentra en suficiente cantidad se recurre a estos “almacenes”
corporales. Por ello es importante que durante el embarazo se
suplemente o aumente su ingesta mediante lácteos, bebidas vegetales
enriquecidas u otros alimentos como las verduras de hoja verde, las
almendras y el tahin(puré de sésamo),en las que también abunda el
calcio. En cuanto a los lácteos os recomendaría siempre que se
tomasen preferiblemente fermentados, como los yogures o el kéfir, ya
que además de ser más digestivos obtendremos así de ellos
bacterias probióticas que, como veremos más adelante, también
tendrán su utilidad para el bebe.
Magnesio: El
magnesio es un mineral que, como el calcio, se encuentra muy presente
en los huesos y cuya ingesta favorece su fortalecimiento. Se ha
demostrado también que disminuye la fatiga, los calambres y las
contracciones musculares, trastornos desgraciadamente frecuentes en
las embarazadas. Por si nos hiciese falta algún motivo más para
aumentar el consumo de magnesio se ha comprobado que su papel es
determinante en el equilibrio del sistema nervioso, y esto en una
etapa como el embarazo puede resultar también de interés.
Por todo ello es
aconsejable el aumento de magnesio, que puede suplementarse además
de incrementar su ingesta mediante vegetales, como los frutos secos o
el cacao, o si nos animamos con alguno de los clásicos del
herbolario, recurrir a una cucharada sopera diaria de levadura de
cerveza. Es recomendable realizar un descanso trimestral durante dos
semanas para evitar la posible acumulación de purinas.
La vitamina D:
Esta vitamina es conocida por colaborar con la asimilación y la
fijación del calcio en los huesos, lo que nos resulta especialmente
útil durante el tercer trimestre del embarazo. Otras de sus
funciones, más recientemente descubiertas, se relacionan con el
correcto desarrollo del sistema inmune y de órganos tan importantes
como el cerebro. Por esto y teniendo además en cuenta que el déficit
de vitamina D es de los más frecuentes en Europa puede resultar
conveniente su suplementación, así como exponernos más al sol pues
su radiación es la principal fuente de fabricación de vitamina D
para nuestro organismo. Otra opción es la de incrementar la
presencia de alimentos ricos en vitamina D como los pescados azules
(especialmente el aceite de hígado de bacalao), los yogures o los
huevos.
Omega 3: Estos
ácidos grasos suelen escasear en la alimentación occidental y por
ello su suplementación durante el embarazo es cada vez más
habitual. Vamos a conocerlos un poco.
Existen dos tipos de
omega 3 especialmente importantes, el DHA (ácido docosahexaenoico) y
el EPA (ácido eicosapentaenoico), de ellos el DHA es el que tiene un
papel más decisivo en el embarazo pues participa en la formación
del sistema nervioso y ocular del bebe,y su carencia se ha vinculado
en varios estudios con una mayor probabilidad de trastornos de
aprendizaje y conductuales. Debemos saber también que el DHA se
encuentra muy presente en la leche materna, aunque su proporción
dependerá en buena parte de la ingesta de la madre.
Por su parte el EPA es
precursor de moléculas antiinflamatorias y se ha relacionado con la
disminución de la probabilidad de hipertensión y de depresión
postparto, si bien su mecanismo de acción para este último caso aún
no ha sido aclarado. Estos dos ácidos grasos están presentes
principalmente en el pescado azul, en su grasa, recomendándose un
mínimo de 2 raciones semanales de este tipo de pescado en el
embarazo.
Algunos
estudios recientes han concluido que la ingesta en el embarazo de
pescados grasos de gran tamaño, como el atún, benefician en mayor
medida el desarrollo cognitivo del bebe, debido a que contienen
elevadas cantidades de DHA. Esto se produce a pesar de que este
tipo
de pescados presentan una cantidad de mercurio mayor que otros de
menor tamaño.
De todos modos no está
de más que nos guíe la prudencia y dejemos este tipo de pescados
para consumos más esporádicos hasta que nuevos estudios contrasten
estos resultados, pudiendo recurrir mientras tanto a otras fuentes de
omega 3 como el salmón, la caballa, las sardinas, jureles, bocarte o
anchoa...
Como los ácidos grasos
omega 3 se degradan fácilmente con el calor, es aconsejable
recurrir a los suplementos de aceites de pescado para optimizar sus
efectos; siendo preferibles los que hayan sido sometidos a procesos
de destilación molecular para eliminar el mercurio, los PCB´s y
otros contaminantes del medio marino actual.
Grupo de vitaminas B
(B1, B3, B6, B12…): Las vitaminas B actúan en multitud de procesos
metabólicos y además lo hacen usualmente en conjunto. Varias de
ellas tienen un papel destacado en las “cadenas de reacciones
bioquímicas” que se dan durante el desarrollo del bebé por lo que
resultan de especial interés. Algunas tienen además una función
primordial en la producción de energía y en el sistema nervioso.
Cuando nos encontramos sometidos a situaciones de estrés y/o
cansancio las vitaminas del grupo B tienden a agotarse y por ello su
suplementación es con frecuencia necesaria para superar estos
procesos. Si tenemos en cuenta el “gasto nutricional” que supone
el embarazo, así como la carga emocional que conlleva para muchas
futuras mamás comprenderemos su importancia en este periodo.
Una buena fuente natural
del grupo de vitaminas B es el germen del trigo, siendo recomendable
un consumo mínimo de una cucharada sopera diaria.
Otra sería el alga
spirulina con un alto contenido en vitamina B12, clorofila y multitud
de micronutrientes de vital importancia.
Probióticos: Los
probióticos son bacterias beneficiosas para nuestro organismo que
coexisten con nosotros y de las que hasta hace pocos años
desconocíamos su trascendencia. En una sociedad tan aséptica como
la occidental la variedad de bacterias probióticas es más escasa
que en otras poblaciones, y esto debilita nuestras defensas, además
de favorecer algunos trastornos inmunes y digestivos.
Se ha encontrado en
diferentes estudios que la suplementación con probióticos durante
el embarazo y la lactancia influye en un buen desarrollo del sistema
inmune del bebé, lo que reduce la probabilidad de algunas alergias y
eccemas, además de disminuir trastornos digestivos tan frecuentes en
el recién nacido como los cólicos y el estreñimiento. Si os
animáis a tomar alguno de estos preparados recordad que el momento
idóneo para hacerlo es en ayunas, o en su defecto alejado lo más
posible de las comidas. Otra opción es que incluyáis en vuestra
alimentación un mayor número y variedad de productos fermentados,
como son el yogur (mejor con bífidus), el kéfir o el chucrut. Para
los que no los conozcáis el kéfir es otro tipo de lácteo
fermentado que presenta una mayor diversidad de microorganismos que
el yogur, mientras que el chucrut es un plato típico alemán
consistente en col fermentada. Permitidme advertiros desde aquí de
su intenso sabor, por lo que os recomiendo comenzar su consumo con
pequeñas cantidades.
Hasta aquí el artículo
de hoy, esperamos de corazón que os sea de utilidad y poder
aportaros así una pequeña ayuda en esta bonita etapa que es el
embarazo, aunque a veces también pueda resultar dura. La experiencia
de cada mujer es distinta, diría que única e irrepetible, así que
tratad de focalizaros en lo mejor de cada momento y ojalá con
algunas de estas propuestas podamos paliar aquellas cosas “menos
buenas” que conlleva el embarazo, cuidando al mismo tiempo de
vuestro futuro bebé.
Desde aquí enhorabuena a todas las mujeres
embarazadas y mucha fuerza para la hermosa tarea que tenéis por
delante.
Deva Camino Monteserín Fernández.
Máster en Terapias Naturales y Nutrición, por la
Universidad de Santiago de Compostela
La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. En todos los casos es preferible consultar con su terapeuta, médico, u otro profesional de la salud.
Mi mujer tuvo una época bastante floja de vitalidad durante el embarazo y le aconsejaron tomar suplementos alimenticios, a los dos o tres días le noté diferente y le devolvieron esa energía que siempre ha tenido, merecen la pena
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